Margarita mexicana planta: qué debes tener en cuenta para que no se marchite

Para evitar daños, es importante tener en cuenta una serie de cuidados

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Margarita mexicana planta (Adobe Stock)
Margarita mexicana planta (Adobe Stock)

La margarita mexicana (Ageratum houstonianum) es una planta ornamental originaria de América Central y México, conocida por sus vibrantes flores de colores. Perteneciente a la familia Asteraceae, esta planta se caracteriza por su resistencia y su capacidad de adaptarse a diferentes tipos de suelos, lo que la convierte en una opción popular tanto en jardines como en espacios urbanos. Su crecimiento compacto y su abundante floración la hacen ideal para macetas, borduras y como cobertura en paisajismo.

De este modo, la margarita mexicana destaca por su pequeño tamaño, alcanzando una altura que varía entre 20 y 40 cm, lo que le permite ocupar espacios reducidos sin perder su atractivo visual. Las flores, reunidas en densas cabezuelas, son especialmente apreciadas por su aspecto esponjoso y su capacidad para atraer polinizadores, como abejas y mariposas, lo que la convierte en una aliada en la promoción de la biodiversidad en los jardines.

Además de su belleza, Ageratum houstonianum es conocida por ser una planta resistente a las altas temperaturas, lo que le permite prosperar en climas cálidos, aunque requiere de riego regular y un buen drenaje para mantenerse saludable. Así, para evitar daños, es importante tener en cuenta una serie de cuidados básicos.

Margarita mexicana planta (Adobe Stock)
Margarita mexicana planta (Adobe Stock)

Cómo cuidar la margarita mexicana

La margarita mexicana necesita sol para prosperar, por lo que es necesario ubicarla en un lugar donde reciba entre 4 y 6 horas de luz solar directa al día. Aunque también tolera sombra parcial, la planta florecerá mejor y con más intensidad si está bien iluminada. Si decides cultivarla en interior, asegúrate de colocarla cerca de una ventana donde reciba luz natural.

El riego debe ser moderado. La margarita mexicana no tolera el encharcamiento, por lo que es crucial regarla cuando el suelo esté seco al tacto. Durante el verano, los riegos pueden ser más frecuentes, pero es importante no dejar que el agua se acumule en el fondo de la maceta, ya que esto puede provocar la pudrición de las raíces. A esta planta le gusta un suelo bien drenado, ligeramente ácido o neutro. Si el suelo en tu jardín es pesado o arcilloso, puedes mejorarlo añadiendo compost o arena para facilitar el drenaje. El exceso de agua estancada puede afectar su crecimiento y salud.

La margarita mexicana se beneficia de la fertilización regular. Un fertilizante equilibrado, preferentemente con alto contenido en fósforo, ayudará a promover una floración vigorosa. Aplica fertilizante cada 4-6 semanas durante su temporada de crecimiento, que suele ser desde la primavera hasta el otoño.

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Además, para mantener la planta compacta y estimular la aparición de nuevas flores, realiza una poda ligera eliminando las flores marchitas o secas. Esta práctica no solo mejora la apariencia de la planta, sino que también evita que gaste energía en la formación de semillas y favorece la producción continua de flores. Aunque la margarita mexicana es relativamente resistente a plagas, es susceptible a los ácaros y pulgones. Revisa las hojas y tallos con regularidad en busca de signos de infestación. Si detectas algún problema, puedes usar insecticidas naturales o agua jabonosa para eliminar los insectos.

De igual forma, también es una planta resistente a climas fríos, pero puede sufrir daños en las heladas. Vives en una zona con inviernos duros, es recomendable cultivarla en macetas que puedas mover al interior durante la temporada fría. Si la planta está en el jardín, asegúrate de protegerla con una capa de mucho para aislarla del frío.

Finalmente, la margarita mexicana se puede propagar fácilmente por semillas. Si decides hacerlo, siembra las semillas a principios de la primavera en un lugar cálido y luminoso. Asegúrate de mantener el suelo húmedo para facilitar la germinación. Una vez que las plántulas tengan el tamaño adecuado, trasládalas al jardín o a una maceta.