
El Ministerio del Interior acaba de formalizar por 320.000 euros la compra de 320 placas balísticas de nivel IV (las de mayor seguridad) para que formen parte de los chalecos antibalas de los agentes de la Guardia Civil destinados en el Campo de Gibraltar, la zona más caliente de España en la lucha contra el narcotráfico. De hecho, Interior diseñó en julio de 2018 el ‘Plan Especial de Seguridad para el Campo de Gibraltar’ para atajar el notable y progresivo deterioro de la seguridad ciudadana detectado entonces en esa comarca como consecuencia de la actuación de organizaciones criminales dedicadas al contrabando y el narcotráfico.
El plan va por su cuarta edición y se ha ampliado a las provincias de Cádiz, Málaga, Huelva, Almería, Granada y Sevilla. Las asociaciones de la Guardia Civil siempre han denunciado que toda esta área se ha convertido en una especie de “zona de guerra” donde los narcos van siempre un paso por delante y ya están utilizando armamento como fusiles de asalto y ametralladoras procedentes de la Europa del Este. Siempre han reclamado más medios materiales y humanos.
Las placas de nivel IV son las de mayor protección balística. Están compuestas por polietileno de peso molecular ‘ultra alto’ y cerámica de carburo de silicio, materiales certificados para soportar múltiples impactos y ofrecer protección contra munición de diferente calibre, como 5.56 mm y 30-06 APM2. El cartucho 5.56 mm (un tipo de munición usada por la OTAN) es usado en fusiles de asalto M16, M4, AR-15, HK416, Steyr AUG, FN SCAR-L y Tavor TAR-21; ametralladoras ligeras M249 SAW y FN Minimi; y fusiles de francotirador Mk 12 SPR.

En cuanto a la munición 30-06 APM2 se usa en fusiles de cerrojo M1903 Springfield, Remington Model 700 (y otros fusiles de caza) y Winchester Model 70; ametralladoras M1917 Browning y M1919 Browning (en algunas variantes); y fusiles semiautomáticos como el M1 Garand. “Estas placas balísticas forman parte de los medios materiales que la Asociación Justicia Guardia Civil lleva solicitando para mejorar la protección de sus agentes. Se trata de unos equipos de seguridad de alta tecnología que cumplen la misma función que los chalecos antibalas, pero están fabricados con materiales altamente resistentes, como acero o cerámica de carburo de silicio, capaces de detener proyectiles de manera efectiva”, señalan desde JUCIL, que aseguran que las presiones ejercidas por su asociación han provocado que Interior haya licitado por fin este contrato.
Chalecos de alta flotabilidad
El contrato se lo acaba de llevar la empresa Guardian Homeland Security, de capital israelí. Falta por licitar un segundo lote de 117 chalecos antibalas de alta flotabilidad, “necesarios para que el personal que pertenece a diferentes Unidades de la Guardia Civil, y más concretamente el Servicio Marítimo, dispongan de un medio de autoprotección eficaz frente a impactos producidos por armas de fuego en los diversos servicios e intervenciones que realizan”, señala Interior. Se trata de agentes que a menudo tienen que enfrentarse con traficantes que van armados en las narcolanchas durante los alijos de droga. El coste de estos 117 chalecos es de 170.000 euros.
JUCIL quiere recordar que aún hacen falta muchas más protecciones antibalas para sus efectivos, especialmente de tallas pequeñas, que son las más requeridas para la protección de las mujeres. Un año después del asesinato de dos guardias civiles víctimas de un ataque con narcolancha en Barbate (Cádiz), las asociaciones de guardias civiles aseguran que la situación no solo no ha mejorado, sino que la violencia ha escalado a una velocidad vertiginosa. En las últimas semanas, Andalucía ha sido testigo del atropello de varios guardias civiles en Cádiz y Málaga (Manilva); del fallecimiento de dos presuntos delincuentes en el mar mientras realizaban actividades ilegales; efectivos del cuerpo han sufrido atentados contra sus bienes personales, como el incendio del vehículo de un agente en Adra (Almería); y miembros de las organizaciones criminales han protegido un alijo con AK-47 (kalashnikov).