El uso excesivo de las TAC puede provocar varios tipos de cáncer, según un estudio: “Nuestras estimaciones equiparan la tomografía computarizada con otros factores de riesgo importantes”

Un estudio de la Universidad de California revela que la exposición a radiación ionizante puede ser responsable del 5% de los cánceres que se desarrollan anualmente en Estados Unidos, donde la regulación de las TAC es más laxa que en España

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Un radiólogo muestra una imagen
Un radiólogo muestra una imagen TAC de los pulmones de un paciente. (GMV)

Una tomografía computarizada (comúnmente conocida como TAC) es un procedimiento mediante el cual se producen una serie de imágenes detalladas del interior del cuerpo utilizando una computadora conectada a una máquina de rayos X. Se capturan varias imágenes desde diferentes ángulos, utilizándolas después para crear vistas en tres dimensiones de los tejidos y los órganos. Los TAC se utilizan para diagnosticar enfermedades, planificar tratamientos, o determinar si son eficaces.

Cualquiera que se haya hecho alguna vez una radiografía se habrá visto medio desnudo, tumbado o de pie, a solas en una habitación después de que todo el personal sanitario haya abandonado la sala a toda prisa, cerrando la puerta y refugiándose detrás de un cristal. Pues bien: de lo que huyen los médicos, enfermeros y asistentes es de la radiación electromagnética que emiten las máquinas de rayos X. Esa radiación se emite directamente a la zona enfocada, atravesando los tejidos, que la absorben o bloquean en distintas medidas. Las estructuras más densas - como los huesos - bloquearán más esos rayos X.

Las tomografías computarizadas podrían provocar diversidad de cánceres

Según un nuevo estudio de la Universidad de California en San Francisco publicado en JAMA Internal Medicine, las tomografías computarizadas pueden ser responsables del 5% de todos los cánceres que se desarrollan cada año en Estados Unidos. Un modelo diseñado por un equipo de investigadoras de Estados Unidos calcula que, en su país, en 2023 se realizaron alrededor de 93 millones de tomografías computarizadas. Según el estudio, la radiación de este procedimiento podría provocar cáncer de pulmón y de mama, entre otros tipos. El mayor riesgo - 10 veces superior - se presenta en bebés, seguidos de niños y adolescentes. Los adultos también corren riesgo, ya que suelen someterse a este tipo de exploraciones con mayor frecuencia.

El estudio pronostica que se producirán casi 103.000 cánceres por causa de las 93 millones de tomografías computarizadas realizadas únicamente en 2023, lo que representa entre 3 y 4 veces más que en las evaluaciones anteriores, de acuerdo con los autores. Según la autora principal, Rebecca Smith-Bindman, doctora en medicina, radióloga y profesora de epidemiología, bioestadística, obstetricia, ginecología y ciencias reproductivas, “la TAC puede salvar vidas, pero a menudo se pasan por alto sus posibles daños”.

“Dado el gran volumen de uso de la TAC en los Estados Unidos, podrían darse muchos cánceres en el futuro si las prácticas actuales no cambian”, destaca la profesional, que también es parte del Instituto Philip R. Lee de Estudios de Políticas de Salud y dirige el Laboratorio de Investigación de Resultados Radiológicos. Según explica, “nuestras estimaciones equiparan la tomografía computarizada con otros factores de riesgo importantes, como el consumo de alcohol y el sobrepeso. Reducir el número de exploraciones y la dosis (de radiación) por exploración salvaría vidas”.

Si bien es cierto que esta tecnología es esencial y ampliamente utilizada para detectar tumores y diagnosticar numerosas enfermedades, también exponen a los pacientes a radiación ionizante (que es carcinógena), lo cual se sabe, desde hace tiempo, que conlleva un riesgo de cáncer. Con el fin de evaluar el impacto en la salud pública del uso actual de la TAC, el estudio de Smith-Bindman busca una estimación del número total de cánceres asociados con la exposición a la radiación en relación con la cantidad y el tipo de tomografías computarizadas realizadas en 2023.

Para ello, los investigadores analizaron 93 millones de exámenes realizados a 61,5 millones de pacientes en Estados Unidos. Los datos reflejan un aumento en el número de exploraciones con la edad, alcanzando su punto máximo en adultos de entre 60 y 60 años. Por su parte, los niños representaron el 4,2% de las exploraciones. No se incluyeron las pruebas realizadas en el último año de vida del paciente debido a la improbabilidad de que resultasen en un cáncer.

Un hombre preparado para someterse
Un hombre preparado para someterse a un TAC (Visuales IA)

Los resultados de la estimación

Los adultos de 50 a 59 años tuvieron el mayor número de cánceres proyectados, con 10.400 casos en mujeres y 9.300 en hombres. Los cánceres más comunes en adultos fueron el de pulmón, el de colon, el de vejiga, el de mama, y la leucemia. En niños, por su parte, los más frecuentes fueron el de tiroides, el de pulmón, y el de mama. En cuanto a los orígenes de los cánceres: en adultos, la mayoría se originaría en TACs de abdomen y de pelvis; mientras que en niños se originaría en tomografías computarizadas de cabeza.

Los investigadores afirmaron también que es improbable que algunas tomografías computarizadas sean beneficiosas para los pacientes y que se utilizan en exceso. Así es el caso de las utilizadas para infecciones en las vías respiratorias superiores o para dolores de cabeza sin signos ni síntomas preocupantes. Según los investigadores, además, los pacientes podrían exponerse a un menor riesgo realizándose menos tomografías computarizadas o con dosis más bajas de radiación. Según Smith-Bindman, “actualmente existe una variación inaceptable en las dosis utilizadas para la TAC, y algunos pacientes reciben dosis excesivas”.

Malini Mahendra, coautora del estudio y profesora adjunta de Cuidados Intensivos Pediátricos de la UCSF, añadió que es importante que las familias sean conscientes del riesgo de desarrollar cáncer a partir de las exploraciones TAC en pediatría, ya que los niños son el grupo de mayor riesgo en este sentido: “Pocos pacientes y sus familias reciben información sobre los riesgos asociados con las tomografías computarizadas. Esperamos que los hallazgos de nuestro estudio ayuden a los profesionales clínicos a cuantificar y comunicar mejor estos riesgos de cáncer, lo que permitirá conversaciones más informadas al evaluar los beneficios y riesgos de las tomografías computarizadas”, destacó.

La regulación de las TAC en España

En España es algo distinto: de acuerdo con lo que explicó Maruxa Pérez Fernández, presidenta de la Sociedad Española de Física Médica, en declaraciones a la agencia SMC, “según la normativa española - el Real Decreto es una trasposición parcial de la directiva EURATOM 2013/59 -, todas las exploraciones mediante tomografía computarizada deben estar debidamente justificadas. Esto significa que un facultativo debe tomar una decisión personalizada para cada paciente, indicando la realización de la TAC solo si, en su situación cínica concreta, el beneficio esperado supera el riesgo asociado a la dosis de radiación recibida. Por tanto, si un médico indica a un paciente que es conveniente realizarse un TAC, este debe realizárselo”, lo que significa que solo se realizará este tipo de exploración de ser absolutamente necesaria. No es todo, porque “además de estar justificada, la dosis de radiación debe estar optimizada: ser la mínima compatible con que la calidad del estudio sea adecuada a su fin. Este artículo no se debe interpretar como una guía para que los pacientes tomen decisiones individuales basadas en sus resultados, pero sí debe hacernos reflexionar a profesionales, gestores sanitarios y administraciones sobre cómo mejorar las herramientas de justificación y optimización que ya tenemos”.

Este mayor control a la hora de realizar exploraciones mediante TAC se ve reflejada en los datos: en España, el número de TAC por cada 1.000 personas fue 1,8 veces inferior a las realizadas en EE.UU. Además, Pérez señaló que la dosis de radiación en cada exploración TAC es, en general, menor en los equipos de última generación que en los más antiguos: por suerte, en España se produjo una gran renovación de estos equipos en el año 2023.

No solo se regula con mayor rigidez la realización de exploraciones TAC, sino también las dosis. “En España, actualmente se está extendiendo el uso de unas herramientas llamadas sistemas de registro y gestión de dosis que, si son bien utilizadas por un equipo multidisciplinar de profesionales, que incluya facultativos especialistas en radiofísica, radiólogos y técnicos superiores en imagen, permiten vigilar y optimizar la dosis de radiación recibida por la población debida a exploraciones diagnósticas. Estas herramientas deben ser impulsadas por los gestores sanitarios e incluidas en proyectos más amplios de optimización y justificación que incluyan programas de formación continuada para profesionales y mejora de la coordinación entre niveles asistenciales. Algunas comunidades autónomas ya los tienen en marcha y otras están en proceso de implantación. El Centro Nacional de Dosimetría, perteneciente al Ministerio de Sanidad, tiene también un proyecto a nivel nacional. Desde la Sociedad Española de Física Médica estamos muy interesados en promover la implantación adecuada de estas herramientas, que pueden considerarse herramientas de prevención cuaternaria, pues las consideramos fundamentales dado el aumento de exploraciones TAC que se está registrando", detalla Maruxa Pérez.

La profesional concluye que “existe algún proyecto de auditoría de justificación en la Unión Europea, financiado con fondos comunitarios y aún de forma piloto. Esta auditoría consiste en que, para una pequeña muestra de pacientes se comprueba a posteriori, y siguiendo una sistemática bien establecida, si las imágenes realizadas estuvieron correctamente prescritas (si la evaluación riesgo/beneficio realizada originalmente fue adecuada). En mi opinión, la extensión de estas auditorías ayudaría promover la cultura de la calidad y la seguridad y contribuiría también a la tranquilidad de los pacientes”.