
Italia ha dado un paso firme hacia la construcción de uno de los proyectos de infraestructura más ambiciosos de su historia: el puente sobre el estrecho de Mesina. Esta gigantesca obra, que conectará los más de 300 kilómetros que separan la isla de Sicilia con la región de Calabria, comenzará este año, según anunció el Gobierno italiano. Aunque los planes para construir este puente datan de la época romana, el proyecto nunca ha logrado superar la fase de planificación debido a los altos costes y la complejidad técnica. Ahora, el ministro de Infraestructuras, Matteo Salvini, ha puesto sus ojos en la obra, que, si se lleva a cabo, sería el puente colgante más largo del mundo.
La infraestructura formará parte del Corredor Escandinavo-Mediterráneo, una arteria clave para el transporte de personas y mercancías entre el norte y el sur de Europa. Con un coste estimado en 13.500 millones de euros, de los cuales 9 serán para sueldos de los trabajadores, el proyecto ha generado un amplio debate. Los críticos de la infraestructura argumentan que la zona donde se construirá presenta serios riesgos de seguridad al ser conocida por su alta actividad sísmica. Además, señalan que la cantidad destinada al puente podría utilizarse en mejorar servicios básicos en el sur de Italia, que ha estado históricamente desfavorecido.
“Nos preocupa que la estructura no sea lo suficientemente segura”

El enfado de los locales proviene de la falta de fondos para otros problemas más urgentes, como la falta de agua corriente. De esta manera, el activista del comité “No Bridge” de Sicilia, Gino Sturniolo, denuncia: “Acabamos de pasar un verano sin agua corriente. Solo una parte del dinero destinado bastaría para arreglar todo el sistema de abastecimiento de agua. Por no hablar de la sanidad, las escuelas, la vivienda y la seguridad sísmica”.
Mientras, en Calabria, apuntan la seguridad del proyecto. Rossella Bulsei, vecina de una zona que será expropiada para la construcción, vive cerca de una falla sísmica y cuestiona la viabilidad del puente. “Nos preguntamos por qué los expertos aprueban cada nueva versión del proyecto con nuevas condiciones y recomendaciones. Nos preocupa que la estructura no sea lo suficientemente segura”, afirma.
Por otro lado, Salvini ha defendido la importancia del proyecto señalando que podría ser una muy buena oportunidad económica para el sur de Italia. Concretamente, ha dicho que el puente será “un eje estratégico para el país”, ya que Sicilia, como centro geográfico del Mediterráneo, es una pieza clave para el comercio internacional. Incluso, “los barcos que salen del canal de Suez pasan por puertos sicilianos, pero no se detienen ahí, sino que navegan hasta Rotterdam. Si queremos que esta situación cambie, el puente es una de las claves”, señaló el ministro.
En cambio, Adriano Giannola, presidente de la Asociación para el Desarrollo Industrial del Sur de Italia, reconoce la necesidad del puente, pero no considera que el proyecto actual sea el más adecuado, ni el más económico. “La ley italiana establece que el 40% del gasto estatal en infraestructuras debe destinarse al sur. Cada año se pierden hasta 60.000 millones de euros. Esta debería ser la verdadera batalla, no la construcción del puente”, afirma Giannola.
Se retoma un proyecto antiguo

El puente de Mesina no es un proyecto nuevo. En 2009 y 2013, el Gobierno italiano estuvo a punto de aprobar la obra, pero la falta de financiación y los problemas técnicos impidieron su realización. La empresa encargada de la construcción, Società Stretto di Messina, tuvo que paralizarlo todo y entrar en proceso de liquidación. Ahora, el Gobierno ha reactivado el proyecto, aunque esta vez con mejoras en los estándares de seguridad y sostenibilidad. Según The We Build Group, “la estructura constará de dos calzadas de 3 carriles por sentido (dos normales y uno de emergencia) y una línea ferroviaria de doble vía. 6.000 vehículos por hora y hasta 200 trenes al día”.
El diseño de la infraestructura ha sido confiado al arquitecto Saverio Adriano Marchisiana, quien ha tratado incorporar tecnología de vanguardia para garantizar la seguridad del puente en una de las regiones más sísmicas de Europa. La estructura será capaz de resistir terremotos de hasta 7,5 grados en la escala de Richter y vientos de hasta 300 km/h. Sin embargo, este proyecto no habría sido posible sin la ayuda económica de la Unión Europea, quien ha asignado 25 millones de euros para cubrir parte de los costes del diseño de la infraestructura ferroviaria, según la información de EuroNews.