
¿Canarias tiene un límite? A pesar de ser una de las afirmaciones que gritan los canarios en las múltiples y multitudinarias manifestaciones que han organizado en contra del turismo masivo que asola las islas, parece no quedar claro. Así que, ¿lo tiene? A ojos de los vecinos de la isla, lo necesita, es un clamor popular cada vez más desesperado, pero que no llega a las autoridades. Ni siquiera al Parque Nacional del Teide, que, a pesar de estar protegido, cada día se llena de turistas y de la basura que dejan a su paso sin que el Cabildo de Tenerife haga nada al respecto.
Aunque no lo parezca, no siempre fue así. Jaime Coello Bravo, director la Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello, que lleva el nombre de su abuelo materno y su padre, dos reconocidos investigadores del Teide, aún recuerda cuando podían pasar días en la zona sin toparse con otra persona. “Yo tengo 51 años y, con seis o siete años, cuando me quedaba en el parque nacional acampando con mi abuelo una semana, no veíamos absolutamente a nadie. Ya después, a partir de finales de los 80, principios de los 90, empieza gradualmente a incorporarse gente. Pero la verdadera explosión fue con la entrada de este siglo, y sobre todo, después de la pandemia”.
Ahora, el Teide ya no es el pico más alto de España al que admirar desde cualquier punto. Al menos, no es solo eso. Ahora es un parque temático para turistas que se agolpan, se salen de los senderos, encienden fogatas y utilizan rocas y plantas que arrancan como souvenirs. Da igual que esté prohibido, no hay suficiente control para evitarlo.

Un parque temático sin horario de cierre
De todo ello guarda imágenes Coello, que a través de la fundación y de las redes sociales denuncia la situación que parecen pasar por alto desde el Cabildo de Tenerife, la institución encargada de su protección. El tinerfeño, que les acusa de mirar para otro lado y dejar que el turismo masivo campe a sus anchas, critica en una entrevista con Infobae España que aún no se ha aprobado el Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Nacional del Teide por la Comisión de Parques Nacionales Canarios.
Este documento, que lleva sin ser renovado desde el año 2002, a pesar de que en 2021 se redactó un borrador que no se llegó a aprobar, establecería un nuevo régimen más restrictivo. De hecho, según Coello, una de las medidas que contemplaba era la prohibición del paso de vehículos privados y un plan de acceso limitado a lanzaderas. Un sistema similar al del Parque Nacional de los Picos de Europa, pero que aún no llega. “El Cabildo lo único que ha dicho es que va a establecer un sistema de pago con entradas, pero si eso no va aparejado con un control de acceso, simplemente se va a convertir en una medida recaudatoria y no va a haber ningún tipo de mejora”, asegura Coello. Sin embargo, lo que sucede está claro, según él: “El Teide es un gran negocio”. No cierra ni por la noche.
Por el día, hay actividades que van desde el senderismo hasta el paseo en quads o la ruta en 4x4. Es entonces cuando se suceden escenas surrealistas, como la que capta un conductor de autobús de un turista que no le deja paso en una de las carreteras. Pero hay muchas más: “Coches aparcados fuera de sitio, en medio de la carretera, y turistas que se meten en lugares no habilitados y destruyen plantas y elementos geológicos. También hay personas fuera de sendero a cada momento, gente recolectando rocas, gente llevándose plantas y haciendo montañas de rocas”. Por la noche, es el turno de otras actividades, como observación de estrellas “y gente que directamente va a montar la fiesta arriba”, añade Coello.
“Nosotros entendemos que lo que tiene que primar en la gestión de un parque nacional es la conservación, es lo que dice la Ley de Parques Nacionales estatal, pero lo que está primando en este caso es el negocio, no la conservación. Está todo el mundo tirando de una parte y al final se va a romper, si no se ha roto ya”, insiste.
El Teide no solo es parque nacional, sino también Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Por ello, desde la fundación dedicada a honrar el trabajo de dos de sus mayores protectores hacen un llamamiento al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico para que interfiera y haga que el Cabildo, que tiene la titularidad de la gestión, cumpla con la normativa de la Red de Parques Nacionales, y prime la conservación y no el negocio.