El método japonés para regar las orquídeas

Los expertos aseguran que es una de las formas más eficaces de cuidar la planta

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Orquídeas. (Europa Press)
Orquídeas. (Europa Press)

En la cultura japonesa, las flores son elementos ornamentales muy apreciadas por su belleza y su simbolismo. Por este mismo motivo, el país lleva siglos destacando por sus coloridos jardines y el cuidado que le dan a las mismas. Las flores juegan un papel muy importante en la expresión de los sentimientos, siendo un elemento decorativo excelente.

La flor Sakura, mejor conocida como flor de cerezo, es un emblema nacional. Sus colores blancos y rosados son inconfundibles y son los encargados de decorar gran parte del entorno natural de esta potencia asiática. Esta florece en primavera y representa la viveza de la vida.

Otra flor característica son las orquídeas, que representan la belleza, la perfección y el amor. Además, suele ser un símbolo asociado a la fertilidad. Existen diferentes tipos y colores, entre los que se encuentran la orquídea morada, verde, azul, blanca o rosa.

Son unas plantas muy llamativas y necesitan un cuidado especial. Para ello, existe un método japonés que, según los expertos, es uno de los más eficaces para que puedan crecer y florecer de manera adecuada. Para entender el método, primero hay que comprender como es la biología de las mismas.

Las orquídeas no necesitan crecer en el suelo, de hecho es habitual verlas en otras superficies como el tronco de un árbol. Sus raíces están hechas para absorber la humedad del aire, teniendo una adaptabilidad enorme.

Método japonés

Una vez entendido que la humedad es fundamental, el método japonés toma más sentido. Lo habitual en una planta es que se riegue cada uno o dos días, sin embargo las orquídeas son diferentes. Estas deben regarse únicamente cuando el sustrato está seco.

Pero el riego no puede ser a ojo, debe de estar controlado. Si el sustrato está demasiado húmedo, las raíces podrían pudrirse. Para controlar el nivel de humedad, se debe sumergir la maceta en el agua entre 10 y 20 minutos. Esto es mucho más eficaz pues, a diferencia del riego por aspersor, te aseguras de que todo el sustrato se humedezca a partes iguales.

Una vez que ha pasado este periodo, es fundamental drenar el exceso de agua. Esto garantiza que la orquídea no tenga agua de más, lo que podría acabar dañando a la planta. Por otra parte, es esencial que la habitación se adapte a las condiciones óptimas de humedad y calor que requiere. En el caso de que la humedad no sea suficiente, se debe colocar un humidificador.

La limpieza es otro de los elementos fundamentales que muchos no tienen en cuenta. Quitar periódicamente el polvo y los residuos de las hojas permite que la planta pueda absorber mejor la luz, que es esencial para la fotosíntesis.

El aspecto de la misma debe de ser saludable. Un indicador de ello es que las hojas de la planta estén firmes y brillantes. En el caso de que aparezcan manchas o pierda firmeza, es importante que mejores las condiciones de higiene de la planta.