
‘La Revuelta’ ha abierto la semana con dos invitados. En primer lugar, y después de unos - totalmente imparciales - Lalachus Awards, de los cuales todos, meritorios, han caído en manos de LalaChus; ha subido al escenario Juan Dávila, el humorista que tanto se ve, con medio público en el escenario, en TikTok y demás redes sociales.
Juan Dávila presenta ‘La Capital del pecado 2.0′
El cómico - que ha acudido a presentar La capital del pecado 2.0, su show - ha recordado como alcanzó el éxito en poco menos de un año. Según cuenta el exagente de policía, todo su ascenso le llegó gracias a su actividad en TikTok: “El 6 enero del 23″, cuando todavía hacía su rutina en el Teatro Arlequín de Gran Vía, la sala solía estar vacía a pesar de sus esfuerzos de atraer al público, disfrazado delante del teatro e instando a la gente a “no pecar” en su interior. A los meses, sin embargo, en concreto el “29 de diciembre del 23″, llenó por completo, y dos veces, la sala BEC de Bilbao, “que eran 12.000 cada día”.
Dávila fue Policía Local de La Moraleja, en Alcobendas, hasta el año 2012. Como se puede intuir, no hacían “nada”, según asegura él mismo. “Ahí, de hecho es donde me saqué la carrera de arte dramático”. David lo explica: “La Moraleja es una urbanización muy acaudalada (...) al norte de Madrid, y allí son todo calles y mansiones”.

De acuerdo con Dávila, aparte de los “delitos fiscales” que Broncano intuye se habrán cometido en La Moraleja, o el pillar a Pepe - el del Real Madrid - de botellón; también se encontraban con algún caso de menudeo y, por lo demás, da paso a Grison, llevándose dos dedos a los labios, a lo que el beatboxer añade que “yo de hecho vendía manzanilla allí en La Moraleja”. Dávila reacciona: “Es que tu cara me sonaba”. Según Grison, es posible que Juan le hubiese cacheado alguna vez, y “con muchas ganas”. Tantas ganas, que Dávila se lo ha tomado como señal para cachear a Grison, Castella y Broncano, en fila sobre el escenario. Malas noticias para el concepto de Grison que tiene su público: el expolicía ha concluido que “están limpios”. Podría parecer incómodo, pero a Castella, por lo menos, le “ha gustado”.
Abraham Cupeiro grabó la banda sonora de Gladiator II en “un estudio en medio del monte”
Más tarde ha llegado Abraham Cupeiro, musicólogo gallego, reconocido por su labor de rescate y difusión de instrumentos históricos, con un tubo casi en forma de G y una flauta de pluma. Con una breve serenata de esta última ha provocado en un momento que Broncano le diese medio pico y media cobra a Dávila, que después se llevó succionado el labio inferior de Castella - a Grison no le ha besado, porque “el bigote no, que pincha” - y también un beso del peluquero jerezano que miraba sentado desde el bidet.
Según Abraham, el foco de vuelta en su persona, ha ido a la revuelta a dar una clase “de música de la Edad de Piedra”, la edad favorita de Broncano, dice, aunque le cuesta nombrar otra. Abraham empieza su lección: le da a David un tubo, sin agujero alguno. “Es básico, eh”, comenta el presentador, a lo que el musicólogo le da la razón con un “es para ti perfecto”.
“Céntrate, David”, le increpa después de que Broncano haya metido un dedo por el tubo, como por instinto. También, quizás, por instinto y por naturaleza, al presentador le sale muy rápido “el himno del PP” - dice Grison - antes de que Cupeiro se lance a dar un solo de flauta prehistórica. A continuación, el musicólogo saca una caracola, “uno de los instrumentos más antiguos” - algo que David siente la necesidad de verificar, o quién sabe, con unos golpecitos de uña - antes de demostrar el curioso sonido que emite, entre una trompeta y una voz humana, con un breve solo de tonos misteriosos. Aparentemente, según explicó Abraham, “hace poco encontraron en una cueva en los Pirineos una caracola”. Supuestamente, “se cree que es un simbolismo de como meter el mar en una montaña”, de una caracola “esta no, la que se encontró, que tiene 14 mil años”.
El musicólogo también contó, con mucha naturalidad, su experiencia colaborando en la composición de la banda sonora de Gladiator II: “Nada, me llamó el tipo, el Harry Gregson Williams y me dijo si podía ir a grabar la movida esta a Los Ángeles, lo que pasa es que estaba bastante ocupao’ porque yo tenía que grabar mi disco, y le dije: ‘Oye, vente tú a Lugo, que te ponemos ahí unas raciones de pulpo y tal’”. Al final le acabó por hacer caso: “Vino a Lugo, grabamos en un estudio en medio del monte, el tío pensó que le íbamos a secuestrar”.