Una farmacéutica recuerda los “importantes efectos secundarios” del Lorazepam: “Quizá duermes, pero tu cerebro no está descansando”

Su uso afecta a dos fases claves del sueño

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La farmacéutica Uxoa Olaizola de
La farmacéutica Uxoa Olaizola de Diego en un reciente vídeo de TikTok (@olaiz_f)

España es uno de los países que más ansiolíticos consume y el Lorazepam es de los más recetados. Según el Observatorio del Medicamento de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), se vendieron 7,1 millones de unidades de esta benzodiacepina en 2023, utilizada principalmente para tratar problemas de ansiedad y de insomnio. “El lorazepam es una de las benzos más recetadas porque su metabolismo es distinto a las otras”, afirma la farmacéutica Uxoa Olaizola de Diego.

En un reciente vídeo de TikTok (@olaiz_f), esta profesional ha llamado la atención sobre los efectos secundarios de este medicamento, que “interfiere con dos fases clave del sueño”. Según explica, el lorazepam “se metaboliza principalmente por la glucuronoconjugación, una ruta más limpia y con menos interacciones. Por eso se considera más segura en pacientes mayores y polimedicado”, explica. Sin embargo, “el lorazepam sigue teniendo importantes efectos secundarios”, especialmente en la “arquitectura natural del sueño”, advierte la farmacéutica. "Quizá duermes, pero tu cerebro no está descansando", dice.

Efectos del lorazepam

El lorazepam solo se administra
El lorazepam solo se administra bajo prescripción médica.

Al igual que otras benzodiacepinas, el lorazepam u orfidal tiene un efecto sedante y relajante en el cuerpo, además de ser depresor del sistema nervioso central. Por ello, los médicos suelen recetarlo ante casos de insomnio. Sin embargo, según Olaizola de Diego, este fármaco “altera dos fases claves del sueño: la fase profunda, la N3; y la fase REM”.

La farmacéutica explica que “el lorazepam potencia la acción del GABA [ácido gamma-aminobutírico], que es el principal neurotransmisor inhibidor del sistema nervioso central" y “reduce la actividad cerebral general”, lo que consigue aumentar el sueño superficial y el sueño ligero, que se le conoce como fase N2, que representa el 45% del tiempo de descanso. Sin embargo, el lorazepam “bloquea el acceso a las fases más profundas del sueño”, como la fase N3 y la fase REM.

Estas dos etapas son clave para la salud: la primera favorece la regeneración celular, mientras que la segunda ayuda a procesar emociones, fijar la memoria y mantener un equilibrio mental. “Dormir con lorazepam es dormir, sí, pero saltándose lo más importante”, reflexiona la farmacéutica.

Si el descanso depende del lorazepam, es común sufrir efectos secundarios al día siguiente como somnolencia, fallos de memoria, falta de concentración y torpeza motora, que puede derivar en caídas, especialmente en personas mayores. Además, Olaizola de Diego advierte que el bloqueo constante de la fase REM se ha relacionado con el deterioro cognitivo. “Hay estudios que lo relacionan con un mayor riesgo de demencia y de Alzheimer”, asegura. Así lo certificó una investigación del National Center for Bitechnology Information en 2017, que concluyó que “los adultos mayores que pasan menos tiempo cada noche en las fases de sueño REM serían más propensos a padecer demencia en etapas más tardías”.

Los riesgos de un uso prolongado

Aunque algunos doctores lleguen a recetar este ansiolítico durante meses o años, lo cierto es que su uso crónico no está recomendado. “Las recomendaciones de la Agencia Española de Medicamentos es de 2 a 4 semanas para el insomnio y para la ansiedad, no más de 8 a 12 semanas“, explica Olaizola de Diego, si bien el prospecto del medicamento contempla la prolongación del tratamiento más allá del periodo recomendado si un médico lo ve necesario.

Pero tomarlo durante varias semanas tiene sus riesgos. “El uso prolongado de lorazepam genera dependencia, tolerancia. Cada vez necesitamos más dosis y si se deja de golpe puede provocar síndrome de abstinencia”, afirma la farmacéutica.