
El universo literario despide a una de sus figuras más grandes. Mario Vargas Llosa, novelista, ensayista y emblema de las letras hispanoamericanas, ha muerto a los 89 años en Lima. Y a su lado, en esos últimos días, estuvieron sus tres hijos: Álvaro, Gonzalo y Morgana, quienes no solo han sido testigos del legado literario de su padre, sino también protagonistas silenciosos de su vida íntima y afectiva. Ellos han confirmado públicamente la noticia de su partida, tras una etapa marcada por el progresivo deterioro de su salud.
Aunque el mundo le rinde homenaje por su obra inmortal, desde La ciudad y los perros hasta La fiesta del chivo, la familia de Vargas Llosa también ha sido protagonista de las portadas del corazón en varias ocasiones. El escritor tuvo tres hijos con Patricia Llosa, su compañera durante más de cinco décadas, y con quien, tras una sonada separación y una posterior relación con Isabel Preysler, terminó reconciliándose en los últimos años de su vida. Ese regreso a la intimidad familiar en Perú fue clave para que sus hijos volvieran a convertirse en un sostén constante.
Álvaro Vargas Llosa
Álvaro nació en 1966 y ha seguido una trayectoria que, aunque diferente a la literaria de su padre, es conocida por continuar con su pensamiento crítico. Formado en Historia Internacional en la London School of Economics, se ha desempeñado como ensayista, columnista político y conferencista. Además, es autor de libros como Tiempos de resistencia, y ha colaborado con medios internacionales como The Washington Post.
Durante años fue una de las figuras más cercanas a su padre, y su presencia fue habitual en actos públicos, como la ceremonia de ingreso de Vargas Llosa en la Academia Francesa. En el plano personal, fue esposo de Susana Abad Lanata, con quien tuvo tres hijos, Julio, Leandro y Aitana, y tras su divorcio en 2021, la revista ¡Hola! lo vinculó sentimentalmente con Nada Chedid Ziade, traductora de raíces libanesas y vinculada al Instituto Cervantes de Beirut.

Gonzalo Vargas Llosa
Gonzalo, nacido en 1967, ha forjado su carrera lejos del foco literario y mediático. Actualmente ejerce como jefe de Misión del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Europa. Su trabajo ha sido reconocido internacionalmente, y refleja el lado de la familia más compromiso con las causas sociales y humanitarias.
El mediano del hogar también es conocido por la prensa rosa desde hace varios años. Estuvo casado con Josefina Said, madre de sus hijas Ariadna y Josefina. Y tras su divorcio en 2007, tuvo una relación con Genoveva Casanova. Además, su vínculo con el papel público de su padre no ha estado exento de tensiones: en 2017, durante la relación de Vargas Llosa con Isabel Preysler, Gonzalo hizo pública su incomodidad al afirmar que sus hijas nunca fueron invitadas a compartir un momento privado con la entonces pareja de su padre, denunciando una falta de compromiso de la ‘Reina de corazones’ con su familia.
“En estos dos años y medio desde que comenzó su relación con mi padre, la señora Preysler no ha invitado ni una sola vez a mis hijas a comer o a cenar en privado para poder conocerlas. Eso es exactamente lo que hubiese hecho si quisiera establecer una relación genuina y transparente con ellas. Y no lo ha hecho porque su único interés es la publicidad", publicó en la sección ‘La otra crónica’ de El Mundo.

Morgana Vargas Llosa
La menor de los hermanos, nacida en 1974 en Barcelona, eligió la fotografía como vía de expresión. Ha trabajado como fotoperiodista para medios como El País, cubriendo zonas en conflicto como Kosovo o Palestina, y ha expuesto obras que reflejan su sensibilidad artística y compromiso social.
Casada desde 2006 con Stefan Reich Roden, con quien tuvo a Isabella y Anaís, Morgana siempre ha mantenido un perfil discreto. Sin embargo, se ha mostrado como una hija incondicional, especialmente en momentos difíciles, como durante la hospitalización del autor por COVID-19 en Madrid. Su cercanía con su madre, Patricia, también la distanció emocionalmente del padre mientras este estuvo con Preysler, pero el vínculo se restauró tras el fin de esa relación.