
Mientras Meghan Markle vuelve a ser blanco de críticas por su nueva serie With Love, Meghan y el lanzamiento de su marca de productos lifestyle As Ever, que, pese a las burlas, arrasó en ventas, hay una figura que se mantiene firme a su lado: su madre, Doria Ragland (68 años). El pasado 2 de abril, la duquesa de Sussex concedía al New York Times una entrevista en la que abrió las puertas de su cocina y también de su corazón, y por primera vez en mucho tiempo, rindió tributo público al papel fundamental que su madre ha jugado en su vida.
En medio de la vorágine mediática, Doria, nacida en Cleveland el 2 de septiembre de 1956, ha emergido una vez más como el ancla emocional de Meghan. “Últimamente los ánimos se caldean muy rápidamente”, comentaba la estadounidense con la calma que la caracteriza. Una frase que refleja su sufrimiento como madre y como espectadora ante la avalancha de comentarios que su hija recibe día a día. Fiel a su estilo discreto, la madre de la duquesa aparece sin pretensiones, pero su influencia en la vida de los Sussex es constante y profunda.
Desde que Meghan y Harry decidieron alejarse de la monarquía británica, Doria ha sido un apoyo constante para ambos. En 2018, ya marcaba la diferencia el día de la boda real, cuando acompañó a su hija en el coche que la llevaría a la capilla de St. George. Su presencia serena, su elegancia con un conjunto verde de Oscar de la Renta y su papel clave ante la ausencia de Thomas Markle, el padre de Meghan, captaron la atención del mundo entero. Aquella imagen selló su lugar como una figura indispensable en el entorno de su hija.

Su lucha como madre soltera
Criar a Meghan en solitario no fue tarea fácil. Doria, de origen afroamericano, trabajó como asistente social y profesora de yoga, y enfrentó con entereza los desafíos de la maternidad. De esa etapa, Meghan heredó valores que aún la definen: la importancia de la empatía, el amor y la resistencia. “Me inspiro en las mujeres fuertes que me rodean, y mi madre es una de ellas, por supuesto. Mi enfoque se centra menos en la lucha y más en estar presente y sumergirme en el amor, la bondad y la generosidad”, confesó Meghan durante una conferencia sobre mujeres afrodescendientes en 2024.
Doria no solo fue madre, sino también un ejemplo de activismo silencioso. Participó en protestas estudiantiles en favor de los derechos civiles y, desde entonces, ha seguido abogando por la justicia racial. Ese compromiso ha dejado huella en su hija, que años después haría suya la misma causa en un contexto global. El apodo cariñoso con el que la llama desde niña, ‘Flor”, refleja la ternura de una relación marcada por una fortaleza indestructible.
En el documental de la pareja estrenado en 2022 por Netflix, Doria apareció relatando entre lágrimas el “descenso a los infiernos” que vivió su hija tras ingresar en la familia real británica: el escrutinio constante, el acoso mediático y las consecuencias emocionales de ese entorno hostil. Su testimonio no solo fue una muestra de cariño maternal, sino también un acto de coraje al poner voz a un sufrimiento pocas veces validado.

El año 2023 fue especialmente difícil para Meghan y Harry, y Doria, una vez más, no dudó en intervenir. Según reveló una fuente cercana a L’Express UK, la madre de Meghan se trasladó temporalmente a su residencia en Montecito para brindar apoyo emocional y cuidar de sus nietos, Archie y Lilibet: "Doria ha sido un verdadero apoyo para Meghan durante el último año. No solo ha estado ahí para su hija, sino que también ha disfrutado ayudando a cuidar de sus nietos“.
Su última aparición pública, aunque informal, fue en un video casero publicado en la cuenta de Instagram de Meghan el 2 de abril de este año. En él, se le ve disfrutando de una tarta horneada por su hija, aprobando con una sonrisa y un gesto de cabeza la receta casera de la duquesa. Una escena íntima que confirma lo que muchos ya sospechaban: la complicidad entre ambas es más fuerte que nunca.