
Durante más de un año, Sydney Stoner, una joven estadounidense de Arkansas, convivió con un dolor que no encontraba nombre ni explicación. Lo sentía como si alguien retorciera sus entrañas desde dentro, pero los médicos no vieron en ella una urgencia. Tenía 27 años, y para ellos, eso era sinónimo de salud. “Era demasiado joven para que sea algo grave”, le dijeron.
La joven tenía intensos dolores abdominales combinados con una alternancia entre diarrea y estreñimiento, síntomas que fueron atribuidos al síndrome de intestino irritable o al ciclo menstrual. “La gente decía que era solo esa época del mes o que era cosa de mujeres, pero yo pensaba: ‘No, no puede ser tan doloroso’”, declaró al diario británico Daily Mail.
Desesperada por la falta de respuestas, Stoner tomó una decisión insólita: mentir sobre sus síntomas. Así, argumentó que había visto sangre en sus heces, por lo que los médicos vieron una señal de alerta para realizar pruebas más exhaustivas.
En 2020, consiguió tener una cita para que la realizaran una colonoscopia. Durante el procedimiento, los médicos detectaron un tumor de unos 5 milímetros que bloqueaba parte de su colon. Para entonces, el cáncer colorrectal ya se había extendido por el hígado y los pulmones, confirmando un diagnóstico en etapa 4.
La noticia cayó con brutalidad sobre su vida cotidiana. Llevaba solo un año casada. “Cuando los médicos me dijeron que era cáncer, mi mundo se detuvo. Estábamos empezando una vida juntos. Todo se congeló”, dijo entre lágrimas.
La joven fue sometida a una cirugía para extirpar el tumor en el colon. En enero de 2023 pasó por otra operación, esta vez para eliminar el cáncer en el hígado. También ha recibido 24 ciclos de quimioterapia. Afortunadamente, su estado actual de salud es estable.
Por un sistema mejor
Desde entonces, su voz se ha sumado a quienes reclaman una medicina más atenta y menos mecánica. “A menudo, los médicos basan sus decisiones en estadísticas y edades, lo cual puede ignorar señales importantes”, explicó Stoner.
El cáncer colorrectal sigue siendo uno de los más comunes a nivel mundial, ocupando el tercer lugar tras el cáncer de pulmón y de mama, según los datos recogidos por la Sociedad Americana del Cáncer. Aunque este tipo de tumor afecta principalmente a personas mayores, la cifra sobre su incidencia en adultos jóvenes ha incrementado en las últimas décadas. “No debería haber una edad límite para tomar en serio los síntomas”, recalcó Stoner. “He conocido personas diagnosticadas a los 18 años”, añadió.
En su lucha por un sistema más justo, la joven se ha enfocado en empoderar a otras jóvenes que están en su misma situación para exigir una atención médica adecuada. “Busquen otro médico si es necesario. Encuentren a alguien que los escuche”, afirmó Stoner.
Este no es el primer caso de negligencia médica, donde el sufrimiento del paciente no se considera más allá de las normativas predeterminadas. “Sigan abogando por ustedes mismos porque nadie más va a hacerlo”, aconsejó la joven, quien con su historia ha querido mandar un mensaje para reformar los criterios médicos actuales.