Una chilena en ‘First Dates’ hace bailar salsa a un chico “paradete”: “Has hecho bailar a un vasco”

Álex y Paula se conocen en el restaurante de Carlos Sobera con una cita en la que terminan bailando

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La cita de Álex y
La cita de Álex y Paula en 'First Dates' (Cuatro)

En el aparador diario de solteros que es First Dates, la cena entre Álex y Paula ha dejado una estampa curiosa. Álex, informático de profesión y vasco de nacimiento, ha llegado al restaurante con una carta de presentación clara: un chico sencillo “sin dobleces” y sincero. En su propia valoración, la informática es “un coñazo”, aunque reconoce que el trato con las personas le aporta algo de luz en la rutina.

Deportista ocasional, combina el baloncesto con salidas a correr, aunque sin entusiasmo: para él, “la vida es sufrir”, una frase que ha provocado un gesto de asombro en Carlos Sobera, poco acostumbrado a huéspedes tan negativos (o realistas, según quién). Su visión de la pareja tampoco responde a patrones convencionales, aunque no le falta razón: más que buscar un prototipo físico o de personalidad, confía en la química. Eso sí, agradece el desparpajo ajeno, ya que se define como “un poco paradete”.

Al otro lado de la mesa, Paula - ingeniera de formación y recién llegada desde Chile - se ha sentado con una mezcla de ilusión y cautela. Afincada en León desde hace apenas tres meses, ha cruzado el Atlántico para estar cerca de su hija, de 30 años. La revelación de su edad — cincuenta años — ha dejado perplejo a su cita, que no ha tardado en alabar lo poco que los aparenta. Paula, que reconoce haberse “equivocado” con sus parejas anteriores, afirma no querer estar de relación en relación hasta los 70 años, pero mantiene la puerta abierta a nuevas oportunidades.

Paula enseña a Álex a
Paula enseña a Álex a bailar salsa (Cuatro)

Álex y Paula encuentran el amor en el baile

El diálogo entre ambos ha ido oscilando entre la cortesía y la sorpresa, con momentos de complicidad que se han ido dando con naturalidad. La conversación les ha llevado a descubrir afinidades inesperadas: ella, amante de la lectura y apasionada de la novela histórica; él, lector de clásicos, algo que ha provocado una sincera sonrisa en Paula, convencida de que los hombres que leen “se enriquecen por dentro”. También han coincidido en su historial amoroso duradero. Álex, que estuvo una década en su última relación, ha sido recibido con comprensión por Paula, quien vivió dieciocho años con su anterior pareja. En el terreno de las aplicaciones para ligar, Álex ha confesado tener una, aunque con escaso éxito, pese a haber subido, según sus propias palabras, “las mejores fotos”. Paula, por su parte, ha admitido que suele entregarse demasiado en una relación, algo que su cita ha considerado más una virtud que un defecto.

Pero ha sido en el reservado donde ha llegado el punto de inflexión. La música ha comenzado a sonar y Álex, con gesto de asombro, ha admitido lo impensable: “has hecho bailar a un vasco”. Con más voluntad que técnica - aunque Paula le ha asegurado que no lo hacía nada mal - se ha lanzado a una salsa improvisada que ha dejado a su cita gratamente sorprendida (aunque luego, ella sola, ha dicho que “se puede pulir”). No era su primer intento, pero sí el más espontáneo. El encuentro ha culminado con un mutuo “sí” a una segunda cita. Sin promesas ni fuegos artificiales, pero con la sensación compartida de haber abierto una puerta.