
En un intento por abordar el creciente uso de las herramientas de inteligencia artificial (IA) como ChatGPT, un profesor de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) ha implementado un enfoque diferente al habitual.
El docente, Carlos Fenollosa, experto en IA y docente del Grado de Ingeniería Informática, ha optado por integrar esta tecnología dentro de su asignatura, recompensando a los estudiantes que justifiquen su uso adecuadamente.
Según ha publicado el propio profesor en su cuenta de X, “este cuatrimestre, por primera vez, estamos concediendo un punto extra en la nota para los alumnos que hagan parte de una práctica con ChatGPT y lo justifiquen correctamente”.
Como confirma el propio profesor, “lo iban a hacer igualmente, al menos, les enseñaremos a usarlo de la mejor manera”, ha añadido.
La IA en los proyectos académicos
La inteligencia artificial ha llegado para quedarse. No obstante, el uso de ChatGPT no se limita a meros ejercicios de copia y pega. Según ha comentado el medio Genbeta, los proyectos para la asignatura requieren que los alumnos recopilen información en Internet con el fin de desarrollar casos prácticos.
Posteriormente, dicha información es utilizada para programar sistemas de IA capaces de generar contenido. “Decidimos darle la vuelta para atacarlo de manera proactiva y que los alumnos adquieran esta competencia con un cierto rigor académico”, ha explicado Fenollosa.
De esta manera, la asignatura ofrece a los alumnos mejorar sus habilidades con la IA, observando su potencial y practicando con sus posibles aplicaciones. El profesor emplea ejemplo de prompts y enseña cómo verificar la precisión de las respuestas generadas.
Riesgos y límites de la IA
Sin embargo, no todo es positivo en la incorporación de estas herramientas en el ámbito educativo. Muchos profesores se oponen al uso de ChatGPT e intentan frenar su adopción en las clases.
Del mismo modo, Fenollosa ha destacado los riesgos relacionados con las “alucinaciones” o errores de estos modelos, un fenómeno por el cual inventan información que no es verídica. “Es crucial enseñar a los alumnos que no todo lo que genera la IA es cierto”, ha especificado el profesor. En este sentido, también ha recomendado el uso de herramientas como Consensus o Scite para verificar las fuentes citadas.
Además, en las clases, los estudiantes reciben instrucciones para trasladar documentos originales a ChatGPT y extraer de manera más precisa la información requerida. “El objetivo es asegurarnos de que saben cómo evaluar la veracidad de lo que consultan”, ha destacado Fenollosa.
Trasformación hacia el futuro
Según el profesor, “la solución no es prohibir la IA, sino enseñar a utilizarla correctamente”. No obstante, es partidario de que los alumnos se examinen como antiguamente, con papel y boli, para evitar la dependencia en estas herramientas.
Además, ha criticado el uso de detectores de IA, estableciendo que “la intuición del profesor suele ser suficiente para identificar si un trabajo ha sido realizado con apoyo de estas tecnologías”.
Por otro lado, Fenollosa ha señalado que incluso otros compañeros han comenzado a utilizar ChatGPT para preparar exámenes o corregirlos. En su experiencia, esta integración representa un cambio pedagógico hacia enfoques más prácticos y alineados con las competencias tecnológicas exigidas en el mundo laboral actual.