
“Este mismo miércoles se han estado retirando cascotes del tejado, ya que las últimas lluvias han provocado nuevos daños”, señala con resignación Pío Santiago, rector desde el pasado mes de octubre de la Basílica Pontificia de San Miguel, una joya del barroco italiano en pleno centro de Madrid que lleva tiempo con refuerzos metálicos y redes para prevenir desprendimientos. Y es que la iglesia, terminada en el siglo XVIII, no pasa por su mejor momento. “Ya hace 13 años del primer informe negativo del Ayuntamiento sobre su estado”, matiza Santiago. “Pero ahora las reparaciones son urgentes. ¡La basílica no se puede hundir!”, señala el rector exagerando un poco la situación, pero sin querer restar importancia al actual estado del inmueble.
Por eso, el Opus Dei, que gestiona la basílica desde 1959, lanzó hace meses una campaña de ‘crowdfounding’ para intentar recaudar 2,66 millones y ejecutar obras de restauración de las fachadas y cubiertas. “Ya no podemos esperar más. Los trabajos deben empezar urgentemente en septiembre”, explica el rector a Infobae España. Aunque la web no está actualizada (pone que se han conseguido 1,1 millones cuando en realidad ya hay 1,4 millones), la campaña sigue en pie. Bautizada como ‘Dona una teja’, los interesados pueden donar 25, 80 o 125 euros. Los pagos también se pueden hacer a través de transferencia bancaria o a través de un simple ‘Bizum’. Santiago aclara que los costes de los trabajos han subido. En un principio eran 2,6 millones, pero ya se han ido a tres millones. Por eso faltan 1,6 millones tras recaudar 1,4 millones.
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La Basílica de San Miguel está declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural (BIC). Además, forma parte del conjunto histórico BIC del Recinto de la Villa de Madrid. En Semana Santa, por sus partes sale la famosa procesión de los Estudiantes. Estamos ante un templo único, la mayor representación del barroco italiano que existe en España. Además, tiene uno de los mejores órganos de la ciudad, con su caja original del siglo XVIII intacta. “Y con las únicas puertas de madera del siglo XVIII que quedan en la capital”, sentencia Pío Santiago. La basílica ostenta también la Nunciatura Apostólica del Vaticano; es decir, es la Embajada de la Santa Sede en nuestro país. “Es una parte del Vaticano dentro de España”, matiza Santiago. A pesar de ellos, los gestores de San Miguel ha tenido que abrir un ‘crowfunding’ porque no tienen los fondos para arreglar los daños. ¿No colabora el Vaticano y alguna administración pública”, se le pregunta.

Santiago prefiere ser prudente. “Hemos pedido al nuncio que interceda con el Vaticano. Pero, de momento, no ha habido suerte. Y la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital son receptivos, pero no se ha concretado nada. Nadie colabora económicamente”. Así que la basílica tirará de fondos propios y las donaciones que se han conseguido estos meses. En septiembre empezarán las obras en las cubiertas, para sustituir las tejas, y en la fachada. “Una viga se rompió y está apuntalada”. ¿Hay riesgo? “No, no hay peligro. Seguimos celebrando bodas, conciertos y misas”.
Por orden de Isabel de Farnesio
Ahora, un poco de historia. La Basílica de San Miguel fue proyectada por orden de la reina Isabel de Farnesio, que quería levantar un templo y un palacio Aunque el encargo se atribuye al infante don Luis de Borbón, sexto hijo de su matrimonio con Felipe V, hermano del futuro rey Carlos III. Fue construida entre 1739 y 1746 sobre el solar que ocupó del siglo XI al siglo XVIII la primitiva parroquia de los Santos Niños Justo y Pastor. Es el unico edificio religioso de Madrid construido en el Barroco tardío de transición al primer Neoclásico. Aquí estuvo enterrado el compositor y violonchelista Luigi Boccherini, que fue músico particular del infante don Luis durante 15 años. Estuvo, en pasado, porque en 1927 el dictador italiano Benito Mussolini reclamó sus restos para que el autor fuese enterrado en su ciudad natal (Lucca).

En 1892 la iglesia de los Santos Niños Justo y Pastor es cedida en propiedad a la Santa Sede por el gobierno de España. Desde entonces es reconocida como iglesia Pontificia. Forma parte de la Nunciatura Apostólica (Embajada de la Santa Sede). Situada en pleno centro de la capital, está solo cinco minutos de la Plaza Mayor. Encontrarla es muy fácil: solo hay que bajar por el arco de Cuchilleros y girar a la derecha en la Cruz de Puerta Cerrada para tomar la calle de San Justo, justo enfrente de la biblioteca Iván de Vargas, la misma que guarda el pozo ‘milagroso’ de San Isidro.