
En España, la normativa sobre el uso de las luces de los vehículos en carretera está regulada por la Ley de Seguridad Vial, que establece una serie de directrices claras con el fin de mejorar la visibilidad de los vehículos y reducir la siniestralidad en las vías. Según lo dispuesto en el artículo 43 de esta ley, todos los vehículos que circulen entre la puesta y la salida del sol deben llevar encendido el sistema de alumbrado correspondiente, en este caso, las luces de cruce. Esta regla es fundamental, ya que la visibilidad de los coches durante las primeras horas de la mañana o al anochecer puede verse gravemente reducida debido a las condiciones de luz, aumentando el riesgo de accidentes.
El principal objetivo de esta normativa es hacer que los vehículos sean más visibles para otros conductores, incluso cuando la luz natural aún no sea suficiente o la visibilidad esté comprometida por otros factores. La aplicación de estas medidas, en principio, debería ayudar a reducir el número de accidentes en carretera, especialmente aquellos que ocurren en condiciones de baja luminosidad. Sin embargo, las luces de cruce no son solo obligatorias durante la noche; su uso también se extiende a otras situaciones de visibilidad limitada, incluso durante el día, según se detalla en la normativa de la Dirección General de Tráfico (DGT).
Uno de los aspectos más importantes de esta legislación es que no solo se aplica a los conductores que circulan de noche, sino también en circunstancias específicas que puedan comprometer la visibilidad. Por ejemplo, la DGT también exige que los vehículos tengan encendidas las luces de cruce en los túneles y pasos subterráneos. La razón de esta obligación es evidente: estos lugares, independientemente de la hora del día, carecen de suficiente luz natural, lo que hace que sea más difícil para los conductores ver y ser vistos. Aunque se trate de un túnel o un paso inferior durante el día, las luces de cruce se consideran imprescindibles para evitar accidentes por falta de visibilidad.
Del mismo modo, los conductores deben encender las luces de cruce cuando circulen por carriles reversibles o en sentido contrario. Este tipo de carriles se utilizan en situaciones de tráfico denso o en vías de varios sentidos, por lo que es crucial que los vehículos sean fácilmente identificables por otros conductores. Las luces de cruce son esenciales en estos escenarios para evitar posibles colisiones frontales, especialmente si se produce un cambio en el sentido del tráfico o si se circula por un carril en el que los vehículos puedan confundirse fácilmente.
Imprescindibles frente a distintas condiciones climáticas
Otro factor que afecta a la visibilidad en la carretera son las condiciones meteorológicas adversas. La lluvia intensa, la niebla, la nieve o el polvo en suspensión son situaciones que disminuyen significativamente la capacidad de los conductores para ver con claridad. Ante estas condiciones, la DGT también exige que se enciendan las luces de cruce, ya que su función es mejorar la visibilidad tanto del propio vehículo como de los vehículos circundantes, contribuyendo a una conducción más segura. Esto es especialmente relevante en carreteras con poca iluminación o en zonas rurales, donde la señalización y los reflejos pueden verse alterados por las inclemencias del tiempo.
A pesar de que la ley es clara, muchos conductores aún desconocen las implicaciones de no cumplir con estas normas. La DGT considera que no encender las luces de cruce en las situaciones que lo requieren es una infracción grave. Aunque no conlleva la retirada de puntos del carné de conducir, sí implica una sanción económica que puede alcanzar los 200 euros. Por tanto, el incumplimiento de esta norma no solo pone en riesgo la seguridad vial, sino que también tiene consecuencias económicas.