
La calidad del aire y la sostenibilidad urbana son dos de los mayores desafíos a los que se enfrentan las grandes capitales del continente europeo para cumplir con la Agenda 2030. No obstante, en Madrid los avances son todavía limitados a falta de cinco años y comparado con otras ciudades importantes, que han logrado imponer y sensibilizar a su población con políticas más ambiciosas.
En este sentido, las medidas impuestas por el Ejecutivo de José Luis Martínez Almeida, alcalde de la capital, para promover la movilidad sostenible y reducir la emisión de gases de efecto invernadero se quedan atrás, a diferencia de las estrategias de otras capitales como París, Berlín, Copenhague o Londres.
Madrid: el Plan A de Calidad del Aire
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, adoptada por las Naciones Unidas, establece un marco claro para abordar los desafíos globales relacionados con el cambio climático, la sostenibilidad y la calidad de vida en las ciudades. Sin embargo, Madrid está retrasada en su cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones y transición ecológica en comparación con otras grandes ciudades europeas.
En 2017, Madrid lanzó el “Plan A de Calidad del Aire”, una iniciativa destinada a reducir la contaminación y promover un modelo de movilidad más sostenible. Este plan se basa en la mejora del transporte público, la expansión de la infraestructura ciclista y la creación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE).
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, la ciudad sigue siendo una de las más contaminadas de Europa, especialmente en cuanto a emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas en suspensión (PM10).
En comparación con otras capitales europeas, Madrid ha sido más conservadora en la adopción de medidas radicales de transformación urbana. La escasa peatonalización de las calles y la creación limitada de zonas verdes en espacios densamente poblados han reducido significativamente el impacto de esta estrategia.
París: un ejemplo de transformación radical
Por el contrario, París ha adoptado un enfoque mucho más proactivo en cuanto a sostenibilidad urbana. Desde que Anne Hidalgo asumió la alcaldía en 2014, la ciudad ha realizado una transformación considerable, con la peatonalización de áreas emblemáticas (Ribera del Sena) o la creación de más de 300 calles verdes.
Además, la alcaldesa también ha impuesto la expansión de las redes de carril bici, alcanzando los 1.000 kilómetros, lo que ha facilitado el objetivo de movilidad sostenible y mejorado la calidad del aire.
Pero París no solo ha conseguido reducir la contaminación atmosférica, sino que también ha transformado su paisaje urbano, reduciendo la dependencia del automóvil y favoreciendo la creación de espacios más saludables.

Berlín: sostenibilidad integral y eficiencia energética
La capital alemana, con su “Estrategia Climática 2030″, ha adoptado una perspectiva más generalizada, combinando la modernización de edificios para la mejoría de la eficiencia energética con la creación de ZBE y la plantación de árboles.
Asimismo, la ciudad también ha apostado por el desarrollo de barrios sostenibles y la promoción de la movilidad eléctrica, integrando la sostenibilidad en todos los aspectos de la vida urbana.
A través de estas políticas, Berlín, en contraste con Madrid, ha implementado soluciones a largo plazo que favorecen una transformación profunda de la infraestructura urbana.
Copenhague: la ciudad carboneutral
En este sentido, la capital de Dinamarca es un referente mundial. Con la ambición de ser la primera ciudad del mundo en alcanzar la neutralidad en carbono para 2025, Copenhague ha desarrollado una serie de políticas que incluyen la expansión de la ZBE, el fomento de la movilidad eléctrica y el desarrollo de una infraestructura verde para mitigar el calor urbano.
Así, la ciudad danesa ha alcanzado importantes logros en materia de calidad del aire y reducción de la contaminación. La claridad de sus objetivos y la implementación de políticas concretas ha permitido a Copenhague avanzar con rapidez, algo que Madrid todavía no ha logrado.

Londres: resiliencia climática y adaptación
Por su parte, la capital británica ha optado por un enfoque centrado en la recuperación del clima. Con su “Plan de Resiliencia Climática”, que incluye medidas como techos verdes, jardines urbanos y la restauración de ecosistemas naturales, tiene el objetivo de mitigar los efectos de los fenómenos externos, como las olas de calor o las inundaciones.
Además, la ciudad ha establecido una ZBE en su centro urbano y fomentado el uso del transporte público eléctrico. Pese a ello, Londres no ha logrado avances significativos y no ha conseguido los resultados de París o Copenhague. Sin embargo, ha sido efectiva en la mejora de la calidad del aire y la resiliencia urbana mediante un enfoque gradual pero constante.
¿Qué le falta a Madrid?
A pesar de los esfuerzos del “Plan A de Calidad del Aire”, Madrid se encuentra a la cola en cuanto a políticas medioambientales en comparación con otras grandes capitales europeas.
“El cambio climático no es solo una cuestión ambiental, sino también social y económica. Madrid está avanzando de manera coherente para ser una ciudad más sostenible sin poner en peligro la movilidad de los ciudadanos”, destacó Almeida en su discurso de 2023.
Madrid ha introducido algunas medidas de mejora, pero sigue estando rezagada. La expansión de las zonas verdes, a través de planes como el Madrid Green, es un paso positivo, pero no suficiente. Además, la creación de espacios peatonales es un objetivo claro dentro de los planes municipales, pero estos avances son lentos y poco ambiciosos en comparación con otras capitales europeas.
De este modo, el retraso de Madrid respecto a las otras ciudades no solo afecta la calidad del aire y salud de sus habitantes, sino que también pone en peligro el cumplimiento con los objetivos de la Agenda 2030.