
En Buckingham Palace no viven su mejor momento. El pasado 2024 todo saltó por los aires cuando el rey Carlos III anunció su diagnóstico de cáncer y, dos meses más tarde, era la princesa de Gales la que revelaba a la sociedad británica que sufría la misma enfermedad. Aunque la mujer del príncipe Guillermo ya ha confirmado que se encuentra en fase de remisión, el monarca todavía no ha actualizado sobre su estado de salud, lo cual hace pensar, que todavía no ha tenido la misma suerte que su nuera.
Esta inestabilidad ha provocado que el malestar ciudadano sea palpable en redes sociales y medios de comunicación. Y es que, más allá de las cuestiones médicas, un nuevo informe ha encendido todas las alarmas en torno a la seguridad de los Windsor. Según datos proporcionados por el Centro de Evaluación de Amenazas Fijadas, dependiente de la Policía Metropolitana de Londres, la familia real ha sido objeto de seguimiento por parte de más de 500 posibles acosadores en los últimos tres años. Se trata de la cifra más elevada registrada hasta la fecha.
El estudio revela que, entre los años más recientes, 480 individuos han sido identificados como potenciales amenazas, 35 de los cuales suponen un riesgo elevado. Esta última cifra ha aumentado significativamente con respecto a años anteriores, lo que refleja una creciente hostilidad hacia la institución. Estos individuos han sido detectados gracias a la labor del equipo especializado en protección de personalidades, que incluye a los miembros de la realeza y también a figuras clave del gobierno.

Las fuerzas de seguridad aseguran que entre 50 y 100 de estos casos son objeto de seguimiento constante porque “podrían representar un riesgo significativo”. Muchos de los señalados padecen trastornos mentales y carecen de medios reales para ejecutar sus amenazas. Sin embargo, sus acciones obligan a activar protocolos de emergencia, con el consiguiente impacto en la rutina y la seguridad de los royals.
En ocasiones, los propios acosadores han proporcionado detalles tan precisos como su nombre completo o dirección, dejando escaso margen para evitar su arresto. La mayoría de estos individuos buscan notoriedad o atención, pero el potencial peligro no se descarta.
Un equipo destinado a su seguridad
Dai Davies, quien fuera jefe del comando de protección real de la Policía Metropolitana, ha explicado al diario The Mirror que “desafortunadamente, siempre habrá personas perturbadas que quieran perjudicar a la familia real". Davies subraya que “la difícil tarea de la policía es determinar cuáles de ellas tienen los medios y la determinación para llevar a cabo cualquier plan".
El experto también advierte que las cifras del informe podrían ser solo la punta del iceberg: “Estos son solo los que se han puesto en conocimiento de las autoridades. Puede que haya muchos más acechando en la sombra. Es imposible que la policía esté completamente segura de eliminar a todas las personas que podrían querer perjudicar a la familia real".

Uno de los casos más inquietantes tuvo lugar en diciembre de 2021, cuando un joven de 19 años logró acceder a los terrenos del Castillo de Windsor portando una ballesta. Según declaró tras su detención, su intención era “matar a la Reina”. Se trataba de Jaswant Singh Chail, un empleado de supermercado que aseguró haber sido inducido a actuar por su “novia”, un chatbot de inteligencia artificial. Chail fue arrestado bajo la Ley de Salud Mental y posteriormente procesado por un delito de traición.
En febrero de 2023, Chail se declaró culpable de los cargos, y en octubre del mismo año fue condenado a nueve años de prisión. Durante el juicio, el juez Nicholas Hilliard coincidió con el análisis de los psiquiatras que apuntaban a un perfil mental vulnerable, con tendencias depresivas y suicidas, y especialmente sensible a manipulaciones como las de su supuesto interlocutor online, al que describía como “un ángel”.