
Los trabajadores del Hospital Central de la Cruz Roja llevan años trabajando con uniformes sucios. Desde que el centro externalizase sus servicios de Lavandería a la empresa Ilunion, cada lote de ropa llega sucia y con mal olor, lo que obliga al propio hospital a realizar un segundo lavado de las prendas.
El sindicato Comisiones Obreras ha denunciado esta “situación extrema” provocada por el “funcionamiento nefasto” de la compañía. Desde el año 2019, Ilunion gestiona el servicio de esterilización del Hospital Central de la Cruz Roja, cuando la Comunidad de Madrid le adjudicó el contrato con un presupuesto de 619.980 euros netos. La licitación se ha prorrogado tres veces, pese a las denuncias de los trabajadores por el mal funcionamiento del sistema. “Esto lleva mucho, mucho tiempo, pero han ido capeando la situación”, afirma María Elena González Martín, delegada sindical de CCOO en el hospital.
El Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) entendía que el hospital carecía de los medios necesarios para llevar a cabo su propio servicio de lavandería y lo sustituyó por uno de lencería, que debería dedicarse de forma exclusiva a la gestión de la ropa limpia, pero no es el caso. Los uniformes y ropa de cama usados se llevan a Ilunion, pero esta los devuelve con manchas, arrugados “como si fuesen bolas” y con mal olor. Esto obliga a los trabajadores a alargar sus jornadas y llevar a cabo funciones que no les corresponden y, en la práctica, realizar un servicio de lavandería por el que la empresa privada ya está cobrando.
“Hacemos un doble pago, a la empresa licitadora de la Comunidad de Madrid y todo lo que conlleva el comprar lavadoras, la electricidad, la mano de obra, el agua, la luz, detergentes, lejía...”, denuncia González. El hospital ha costeado ya la compra de dos lavadoras nuevas, pues las antiguas se han estropeado por su uso excesivo: “Prácticamente, no paraban de lavar”, aseguran desde CCOO.
“El centro debería rechazar este tipo de lencería en mal estado y que le trajeran otro pedido, pero como siempre estamos renqueantes de uniformidad, si se la llevan no podemos dar otra y no se puede trabajar: no tendríamos con qué cambiar camas y los trabajadores no podrían ponerse el uniforme”, explica González.
Jornadas excesivas para duplicar el trabajo de Ilunion

CCOO ha reclamado esta situación ante la dirección del hospital en múltiples ocasiones, sin que se haya resuelto la situación. “Ellos han buscado esa solución, pero no es válida: el hacer el trabajo que no se hace fuera, dentro”, señala la portavoz. El problema no es solo la duplicidad de costes, sino el exceso de trabajo de los empleados de la Lencería. “La gente no da abasto porque hace unas funciones que no les corresponden en un centro de mil trabajadores, con 140 camas más o menos”, calcula González.
A ello se une que las máquinas expendedoras de uniformidad “llevan rotas dos años”. Para poder lavar, planchar y repartir los uniformes y lencería, los trabajadores se han visto obligados a ampliar sus turnos y hacer horas extra. “Son volúmenes de trabajo superelevados y eso al final acarrea bajas, excedencias y un mal clima laboral”, lamenta González.
El sindicato ha enviado una carta tanto a la dirección del centro como al Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), denunciando la “espera excesiva” de una situación que debía ser temporal y que “está repercutiendo negativamente en la plantilla”. Piden resolver el problema “de inmediato” para prevenir efectos negativos en la salud de los trabajadores, que enfrentan una elevada carga de trabajo y “podrían sufrir accidentes de trabajo por quemaduras de la máquina de planchado”, función que cumplen pese a no ser parte de sus competencias.