
Puede que en algún momento te hayas hartado de las redes sociales. De escrolear sin parar sin entender por qué lo haces ya que, en verdad, ¿a ti que más te da que tu amiga del instituto con la que ya no hablas se levante a las cinco de la mañana para salir a correr o que la persona que peor te cae de la universidad haya tenido gemelos? Pero aun así seguimos y seguimos. Horas y horas. La cosa es que cada vez somos más conscientes del tiempo que nos quita Instagram, TikTok, Facebook, X... y cada vez hay más gente que, con la buena intención de mejorar su bienestar y tranquilidad, ha optado por la desintoxicación digital. Es decir, tomarse un descanso temporal de estas aplicaciones. Sin embargo, tal y como revela un estudio, “no es el método más efectivo para mejorar la salud mental”
Se trata un meta-análisis realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Amberes y la Universidad de Gante, llamado Los efectos de la abstinencia de las redes sociales en el bienestar afectivo y la satisfacción con la vida: una revisión sistemática y un metanálisis, y publicado en la revista Nature. Se han analizado datos de diez estudios previos sobre los efectos de la abstinencia de redes sociales, que involucraron a un total de 4.674 participantes. A través de un análisis exhaustivo de 38 efectos en tres áreas clave —el afecto positivo, el afecto negativo y la satisfacción con la vida—, los resultados mostraron que no hay cambios relevantes ni positivos ni negativos como resultado de este detox digital.
Los resultados de este meta-análisis demuestran lo contrario a la creencia popular de que sin redes sociales se mejora la salud mental y se reduce el estrés. El estudio no ha encontrado una relación significativa entre la duración del tiempo sin redes sociales y el bienestar emocional de los participantes. Por lo tanto, esto pone en cuestión la idea de que desconectarse de las redes sociales sea una solución efectiva para mejorar el estado de ánimo o aumentar la satisfacción con la vida.
“Mientras que algunas personas pueden sentirse más conectadas con relaciones fuera de línea, otras pueden experimentar aburrimiento”
Además, se ha observado que los efectos del descanso digital variaban entre los estudios, con algunas investigaciones que incluso reportaban un aumento del afecto negativo tras la abstinencia, mientras que otras no encontraban ningún efecto. “Es posible que los beneficios y perjuicios de la abstinencia de redes sociales se cancelen entre sí: mientras que algunas personas pueden sentirse más conectadas con relaciones fuera de línea, otras pueden experimentar aburrimiento o la sensación de estar perdiéndose algo”, apuntan los investigadores. Hacen referencia así a esa sensación de FOMO, el mierdo a perderse algo tan habitual entre los jóvenes.

Otro aspecto clave del estudio fue analizar cómo la duración del periodo de abstinencia afecta los resultados. A pesar de que la mayoría de los estudios incluyeron descansos de una semana, no se observó ningún cambio significativo en los tres indicadores medidos, incluso con periodos más largos de desconexión de hasta 28 días. Según los investigadores, es posible que los descansos cortos no sean lo suficientemente largos como para impactar en la satisfacción general con la vida. Por otro lado, los periodos más largos podrían generar efectos contraproducentes: “Se sugiere que, aunque la abstinencia de redes sociales podría reducir la exposición a interacciones y contenidos dañinos, también podría generar efectos adversos como la soledad y el aburrimiento, lo que podría contribuir a un mayor aislamiento social”, indican.
Entonces ¿cuál es la solución?
El estudio sugiere que, en lugar de buscar soluciones drásticas como la desconexión total, los individuos podrían beneficiarse más de estrategias más sostenibles y equilibradas, como la reducción gradual del uso de las redes sociales o la configuración de límites de tiempo. De hecho, algunos investigadores ya abogan por intervenciones digitales que promuevan un uso más consciente y menos compulsivo de las plataformas, lo cual podría ser más efectivo que el simple aislamiento. “Es posible que las personas se beneficien más de un uso consciente de las redes sociales, en lugar de una desconexión completa, para gestionar los efectos negativos asociados con el uso excesivo de estas plataformas”, aseguran los científicos.
Para avanzar en la comprensión de cómo las redes sociales afectan nuestra salud mental, los expertos han llegado a la conclusión de que todavía hace falta que se lleven a cabo más estudios que exploren los efectos a largo plazo y que consideren las características individuales de los usuarios, como su relación personal con las redes sociales, sus motivaciones y su contexto social. Y sobre todo, aportar soluciones que sean “más efectivas y menos extremas, como reducir gradualmente el uso de las redes sociales o usar intervenciones que promuevan un balance saludable entre la conexión y la desconexión”.
En definitiva, mientras que alejarse un tiempo de las redes podría ser una práctica que algunas personas eligen por diferentes motivos, los datos sugieren que no es tan efectivo como muchos creen. Más bien, un enfoque equilibrado hacia la tecnología, que fomente un uso más saludable y reflexivo de las redes sociales, parece ser una vía más prometedora para mejorar el bienestar.