
Salir de la ducha tras un baño relajante y envolverse en una toalla suave es una sensación difícil de describir. Un trance que es fácil de quebrantar cuando en vez de abrazarnos a una textura sedosa lo hacemos a una áspera y rugosa. Uno de los factores que estropea ese tacto aterciopelado es el lavado, sobre todo, cuando no se hace a la temperatura correcta.
La temperatura perfecta para lavar las toallas
Elegir la temperatura adecuada al lavar las toallas puede parecer un detalle sin importante, pero es crucial. Son muchas las personas que simplemente utilizan los programas determinados sin ajustar la configuración según el tipo de ropa. El resultado, según explican desde la web de Habitanova, es que proliferarán los gérmenes y que las fibras se deteriorarán antes de tiempo.
Si el agua está demasiado fría, el lavado no será eficaz contra las bacterias. Por el contrario, el agua caliente dañará el tejido. La temperatura ideal son los 60 °C porque asegura la eliminación eficaz de los microorganismos, al tiempo que preservará la integridad y la suavidad de las toallas. Esta temperatura también acabará con las manchas de sudor y otras impurezas.
La importancia de un lavado adecuado
Es vital no meter en el tambor las toallas con los tejidos delicados. Un ciclo de lavado erróneo no sólo compromete la higiene de la ropa sino que también puede provocar que la piel se irrite porque el detergente no se ha enjuagado bien y ha dejado residuos.
También es necesario prestar atención a la carga de la lavadora. Si la llenamos demasiado, las toallas no se centrifugarán de manera correcta, por lo que quedarán residuos.
Cómo secar las toallas para preservar la flexibilidad
Después de lavar las toallas, es importante que se sequen correctamente para prevenir la formación de moho y malos olores. Lo ideal es secarlas al aire, especialmente bajo el sol, que tiene un efecto antibacteriano natural, aunque no siempre es posible.
Cuando el clima no lo permite, puedes recurrir a la secadora. Si la humedad se retiene mucho tiempo, puede afectar a su textura. Por lo tanto, utilizar este electrodoméstico será útil para eliminar eficazmente el agua restante. Asegúrate de seleccionar una opción de temperatura baja o suave para preservar la integridad de las fibras.
Para maximizar la eficiencia del secado, sacude ligeramente las toallas antes de colgarlas o introducirlas en la secadora. Este simple gesto estimula la ventilación y ayuda a reducir las arrugas.
Errores a evitar cuando se lavan las toallas

Descuidar algunos pasos en el cuidado de las toallas puede hacer que se vuelvan antihigiénicas y ásperas. Por ejemplo, es importante no usar en exceso suavizante de telas. Aunque puede resultar tentador por su promesa de suavidad, deja residuos que obstruyen las fibras, reduciendo la capacidad de absorción esencial de las toallas.
Tampoco hay que demorarse echándolas a lavar. En el momento en el que empiecen a desprender un leve hedor o parezcan menos absorbentes, habrá que meterlas en la lavadora. Por último, se debe evitar sobrecargar el armario doblando las prendas con demasiada fuerza, hay que dejar espacio para que respiren y así prevenir la acumulación de humedad y gérmenes.