
¿Cómo reaccionarías si descubres que tu jefa no ha estado pagando las cotizaciones de tus últimos 25 años de trabajo? ¿Y si, además, esta es tu mujer? Esto es lo que le ha ocurrido a un italiano: ahora no tiene pensión y tiene que seguir en su puesto como farmacéutico pese a contar con 78 años. Lo que se supone que debía haber sido una etapa de descanso y felicidad ha pasado a convertirse en otro largo período de empleo. Desde la plataforma Fanpage.it han dado a conocer la historia de este septuagenario de Bérgamo, cerca de Milán.
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Con la intención de “impulsar una reflexión sobre las condiciones y la gran disparidad en el acceso a los servicios esenciales” esta web italiana ha publicado la odisea a la que se enfrenta ahora el farmacéutico. “Inmediatamente después de dejar de trabajar en la farmacia me di cuenta de que no me habían pagado las cotizaciones”, ha explicado.
Una empresa familiar que lo dejó sin subsidio
El italiano, del que se desconoce el nombre, ha relatado que su actual exesposa y él tenían un pequeño negocio familiar, donde ella era la propietaria. Su andadura como trabajador allí comenzó en la década de los 70 y se mantuvo en la farmacia hasta sus 53 años, cuando decidió abandonar el establecimiento. “Trabajé 25 años, de 1975 a 2000, hasta que me echó sin darme una indemnización por despido ni pagarme las cotizaciones”. Por este motivo, se ha visto obligado a seguir trabajando como autónomo en empresas de amigos y familiares para sufragar sus gastos y cotizar de nuevo: “Nunca me dio de alta en la Seguridad Social”, ha destacado.

Estando en el establecimiento, junto a su cónyuge de aquel momento, nada le hizo sospechar de que se quedaría sin pensión y que no se podría jubilar. Cuando se marchó del negocio descubrió todo y se llevó una amarga sorpresa: “No me había preocupado antes porque cuando las cosas van bien no piensas que pueda haber algo mal”, ha resaltado para Fanpage.it.
Un problema sin solución
Tras no saber cómo afrontar su nueva condición laboral, optó por acudir a los organismos pertinentes, pero sin denunciar a su exmujer por lo acontecido, según ha señalado la web italiana. “Fui a los sindicatos, pero no pude hacer nada porque las cotizaciones no se habían pagado a tiempo”, ha explicado el septuagenario. Aunque al principio no quiso enfrentarse a su anterior cónyuge, ahora se plantea buscar una alternativa: “Mi vida ha cambiado en los últimos diez años. Tengo otro hijo al que me gustaría dejarle algo”.
Por otro lado, ha intentado ponerse en contacto con los nuevos dueños de la farmacia: “Al principio intenté hablarlo, pero cuando me dijeron que ya no tenía derecho a nada, dejé de saber de ellos”. También ha destacado que “hay mucho resentimiento”, ya que no logró conseguir su propósito, pese haber estado trabajando un cuarto de siglo: “Estamos hablando de cientos de miles de euros en juego. No es una historia fácil”.

Esta situación la afrontó de manera muy complicada, ha intentado rehacer su vida con una nueva familia. Ante esto, ha expresado firmemente que: “Mis piernas todavía me sostienen y logro trabajar algunas horas. Sin embargo, son situaciones temporales y sin contrato estable”. Pese a todo, pretende olvidar el “legado escandaloso que le han dejado”.