Menos de una semana quedaba para el gran día, aquel que uniría sus caminos para el resto de sus vidas, pero Carlo y su prometida decidieron echarlo todo para atrás, cuando se dieron cuenta de que no era el momento adecuado.
Los hechos trascurrieron en Italia, donde la pareja, a falta de seis días, decidió cancelarlo todo. Esta decisión tuvo un precio bastante alto, no solo en el aspecto emocional, sino también en el económico. El novio intentó detener todo lo que fue posible, desde el banquete hasta la fiesta, pero hubo otros gastos que fueron imposibles. “La idea de devolver un frigorífico o un supertelevisor con sonido envolvente Dolby me pareció inmediatamente impracticable”, explicó el novio al diario italiano Il Messaggero.
Así, Carlo decidió hacer frente a las facturas ya gastadas de sus invitados (regalos, trajes, vestidos...). “Decidí reembolsar a mis amigos y familiares los gastos ocasionados”, una medida que le llevó a endeudarse en “decenas de miles de euros”, subrayó el novio.
No obstante, aunque consiguió evitar algunos costos bloqueando los regalos antes de que fueran enviados, tuvo que hacer frente a las penalidades de la fiesta y las flores ordenadas para decorar la iglesia.
Por otro lado, Carlo no pudo prever que algunos invitados aún asistieran a la iglesia el día de la ceremonia. Varios amigos y familiares no recibieron completamente la información del cambio de planes, mientras que otros, a pesar de ser notificados, asumieron que se trataba de una broma. Además, tampoco pudo devolver los regalos que ya habían llegado al nuevo domicilio de la pareja.
Para confirmar la decisión, Carlo se acercó el día de la ceremonia a la iglesia, donde pudo explicar en persona los motivos detrás de la cancelación.
Un final feliz
Sin embargo, tras la anulación y el impacto económico, no todo fue negativo. “La boda fallida me ayudó a dejar la casa de mis padres”, señaló el novio. La vivienda que había alquilado para vivir en pareja se convirtió en su nuevo hogar como hombre soltero, un espacio que utilizó para las reuniones y fiestas con sus amigos.
“Había mucha gente merodeando por allí, les di las llaves a 14 amigos diferentes”, recordó Carlo, que disfrutó de ese apartamento tan grande. “Me lo he gozado”, añadió. De este modo, el destino tenía una mejor jugada guardada para él. Unos años más tarde conoció a la que ahora es su mujer y pudo mantener una relación amistosa con su anterior prometida.
“Ella también es amiga de mi actual esposa, suelen salir juntas”, comentó Carlo. La etapa que parecía empezar con mal pie para el novio se convirtió en una de las mejores. “Al mirar atrás, creo que la decisión que tomé fue entonces la correcta”, dijo el hombre.
A pesar de haber pasado un periodo no precisamente color de rosa, la boda cancelada, la relación terminada y las deudas, al final Carlo admite que la madurez de haber asumido todas estas decisiones, por dolorosas que fueran, acabaron siendo el inicio de nuevas y mejores etapas en su vida.
