Carlos III ha retomado sus compromisos oficiales este lunes tras haberse visto obligado a cancelar algunos eventos la semana pasada debido a los efectos secundarios de su tratamiento contra el cáncer. Con 76 años, el soberano se enfrenta a este desafío de salud con determinación, combinando reposo con la continuidad de sus obligaciones de Estado.
La reciente hospitalización del rey generó una gran incertidumbre en la sociedad británica, especialmente tras el comunicado emitido por el Palacio de Buckingham en el que se informaba sobre complicaciones médicas. “Tras el tratamiento médico programado y en curso contra el cáncer esta mañana, el rey experimentó efectos secundarios temporales que requirieron un breve período de observación en el hospital. Por lo tanto, los compromisos vespertinos de Su Majestad se pospusieron”, indicó el documento oficial.
Tras su salida del hospital, el rey Carlos III regresó a Clarence House y posteriormente se trasladó a su residencia en Highgrove, Gloucestershire, el lugar perfecto para descansar antes de reincorporarse a su agenda habitual. Este lunes, ya se ha dirigido al Castillo de Windsor, donde se espera que esta semana el monarca combine actividades oficiales con reuniones privadas, además de ultimar los detalles de su visita oficial a Italia.
El impacto del tratamiento en la agenda real
Desde el anuncio de su diagnóstico en febrero del pasado año, el rey Carlos III ha seguido un tratamiento oncológico riguroso que ha requerido ajustes en su agenda. No obstante, fuentes cercanas a la familia real aseguran que este suceso solo es “un bache en el camino” y que el monarca sigue con buen ánimo, determinado a cumplir con sus responsabilidades siempre que su estado de salud lo permita.
Debido a lo sucedido en los últimos días, su calendario ha sufrido modificaciones significativas, incluyendo la cancelación de un viaje oficial a Birmingham y la reprogramación de audiencias diplomáticas. Según ha revelado una fuente a la revista Hello!: “Su Majestad debía recibir las Cartas Credenciales de los Embajadores de tres países diferentes esta tarde. Mañana tenía previsto cumplir cuatro compromisos públicos en Birmingham y lamenta profundamente no poder asistir a ellos en esta ocasión“.
No obstante, aseguran que “tiene la gran esperanza de que puedan reprogramarse a su debido tiempo y ofrece sus más sinceras disculpas a todos los que trabajaron tan arduamente para hacer posible la visita planificada”. Asimismo, según informó el diario The Sun, Carlos III también suspendió dos viajes personales: un retiro en un balneario africano con la reina Camila y sus tradicionales vacaciones de senderismo en Rumanía.
A pesar de estos cambios, el Palacio de Buckingham ha insistido en que el tratamiento del monarca progresa adecuadamente y que estos ajustes en su agenda se realizan por precaución. La visita de Estado a Italia y el Vaticano programada para abril sigue en pie, aunque con modificaciones debido a la reciente hospitalización del papa Francisco.
Mientras que el monarca ha recibido el apoyo de su hermana, la princesa Ana, y su mujer, la reina Camila, quienes han asumido algunos eventos oficiales; la opinión pública se ha cebado con su hijo. Durante el ingreso hospitalario de su padre, el príncipe Guillermo ha optado por disfrutar de unas vacaciones privadas junto a su familia, aprovechando el receso escolar de sus hijos George, Charlotte y Louis. Esta decisión no ha sido bien recibida por ciertos sectores de la prensa británica, que consideran que el duque de Cambridge debería asumir un papel más activo en apoyo a su padre y a la Corona.
Un mensaje de solidaridad con Myanmar
Mientras se recuperaba en Highgrove, el rey Carlos III envió un mensaje de condolencias a Myanmar tras el devastador terremoto de magnitud 7,7 que sacudió el pasado fin de semana el país, causando más de mil víctimas mortales y miles de heridos. “Mi esposa y yo estamos profundamente conmovidos y entristecidos por la trágica pérdida de vidas y los terribles daños causados por el sismo”, indicó el monarca en un comunicado oficial.
