Qué diferencia hay entre quitaesmalte y acetona: cuál utilizar en cada caso

Aunque suelen confundirse, estos productos no son lo mismo y presentan algunas diferencias clave

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Una mujer con las uñas
Una mujer con las uñas arregladas (freepik)

Llevar las uñas pintadas se ha convertido en todo un símbolo de identidad. Así, frente a las manicuras permanentes y semipermanentes, hay quien sigue prefiriendo pintárselas por su cuenta. De hecho, se lo toman como un ritual de autocuidado: se lavan las manos, se cortan las uñas, se las liman para darles la forma que quieren y después se las pintan del color que más les apetezca.

Sin embargo, frente a las semanas de perfección que se prometen con las manicuras que se hacen en los salones de belleza, los pintauñas que se usan en casa suelen estropearse mucho antes. De esta forma, cuando las uñas comienzan a cuartearse, conviene volver a iniciar el proceso. En este punto, echar mano del quitaesmalte o la acetona es fundamental. Eso sí, aunque suelen confundirse, estos productos no son lo mismo y presentan algunas diferencias clave.

Una mujer con las uñas
Una mujer con las uñas arregladas (freepik)

Qué es la acetona y para qué se usa

La acetona es un compuesto químico incoloro, volátil y con un olor característico. Se trata de un disolvente orgánico muy potente que se emplea no solo en cosmética, sino también en la industria farmacéutica y en la fabricación de plásticos, pinturas y adhesivos. En lo que a la manicura respecta, su función principal es la de disolver el esmalte de uñas, especialmente los productos más resistentes como los semipermanentes o el acrílico.

Su efectividad radica en que actúa rápidamente sobre el esmalte, facilitando su eliminación con poco esfuerzo. Sin embargo, su uso frecuente puede tener efectos adversos: reseca la uña natural, deshidrata la cutícula y puede irritar la piel que la rodea. Por ello, se recomienda utilizarla con moderación y siempre hidratarse bien las manos al acabar de usarla.

Qué es el quitaesmalte

El quitaesmalte, en cambio, es un producto diseñado específicamente para eliminar el esmalte de uñas, pero su fórmula puede o no contener acetona. Los quitaesmaltes sin acetona están elaborados con otros disolventes menos agresivos, como el acetato de etilo o el alcohol isopropílico, y a menudo incorporan ingredientes hidratantes como glicerina o aceites esenciales. Son menos abrasivos, lo que los convierte en una opción más suave para las uñas frágiles o quebradizas. Eso sí, al ser menos potentes, los quitaesmaltes sin acetona pueden requerir más tiempo y esfuerzo.

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Cuál es la diferencia entre el quitaesmalte y la acetona

La principal diferencia entre la acetona y el quitaesmalte radica en su composición y nivel de agresividad. La acetona pura es más eficaz para eliminar esmaltes resistentes, pero también más agresiva para las uñas y la piel. El quitaesmalte, especialmente el que no contiene acetona, es más respetuoso con la uña, aunque menos efectivo frente a productos más adherentes.

Además, la acetona se evapora más rápidamente, lo que puede provocar sequedad, mientras que muchos quitaesmaltes comerciales incluyen agentes hidratantes que ayudan a mitigar estos efectos. La elección entre quitaesmalte o acetona depende del tipo de esmalte utilizado y del estado general de las uñas. En este sentido, si se trata de esmalte tradicional y las uñas están sanas, un quitaesmalte sin acetona puede ser suficiente. En cambio, para retirar esmalte semipermanente o uñas de gel, es probable que se necesite acetona pura o productos que la contengan en altas concentraciones.