
La vesícula biliar es el órgano encargado de almacenar la bilis, que es el líquido que produce el hígado para digerir las grasas. Cuando esta se inflama, es lo que se conoce como colecistitis, que ocurre cuando la bilis queda atrapada en la vesícula, lo que provoca hinchazón, dolor y, en algunos casos, infección.
La causa más común de colecistitis es la presencia de cálculos biliares que bloquean el conducto cístico, impidiendo el flujo normal de la bilis fuera de la vesícula, explica la Clínica Mayo. Otras causas incluyen tumores que obstruyen el drenaje de la bilis, infecciones virales como el SIDA, obstrucciones del conducto biliar debido a barro biliar o cicatrices y enfermedades graves que reducen el flujo sanguíneo a la vesícula biliar.
Los síntomas de la colecistitis suelen manifestarse después de las comidas, especialmente si son copiosas o ricas en grasas. Entre los signos más comunes se encuentran un dolor intenso en la parte superior derecha o central del abdomen que puede irradiarse al hombro derecho o a la espalda, sensibilidad abdominal al tacto, náuseas y vómitos y fiebre.
Es fundamental buscar atención médica inmediata si se experimenta un dolor abdominal tan intenso que impide mantenerse sentado o encontrar una posición cómoda.
Los alimentos que alivian el dolor de la colecistitis
La dieta puede jugar un papel fundamental en el alivio de los síntomas de la inflamación de la vesícula. Por ello, desde la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), los expertos recomiendan consumir lácteos, como la leche y sus derivados semi o desnatados, así como quesos frescos o bajos en grasas.
Los cereales, las legumbres trituradas, las patatas y algunas galletas también son buenos aliados para aliviar la colecistitis. En cuanto a las verduras y hortalizas, se recomienda consumirlas cocidas y sin piel. Las carnes, preferiblemente magras (lomo, jamón cocido, conejo...). La FEAD aconseja consumir las frutas cocidas en compota, en conserva, muy maduras y sin piel. Además, se han de evitar las frutas que sean ácidas, ya que pueden irritar el estómago.
Otras recomendaciones de los expertos de la FEAD para aliviar el dolor de la inflamación de la vesícula incluyen evitar comidas copiosas y optar por porciones pequeñas consumidas varias veces al día, idealmente distribuidas en 5-6 comidas: desayuno, media mañana, comida, merienda, cena y un pequeño bocado antes de dormir. Es crucial comer despacio y en un entorno tranquilo, asegurándose de masticar bien los alimentos para facilitar la digestión.
Después de las comidas principales, es aconsejable reposar sentado durante al menos media hora, así como consumir líquidos y agua en pequeñas cantidades a lo largo del día, evitando zumos y bebidas gaseosas, y asegurando una ingesta mínima de 2 litros diarios fuera de las comidas para mantenerse bien hidratado.
En cuanto a la preparación de alimentos, se deben preferir métodos de cocción sencillos como hervidos, al vapor, a la plancha, en su jugo o al horno, evitando fritos, rebozados, empanados, salsas y guisos que contengan mucha grasa y aceite. Es fundamental evitar alimentos estimulantes como el café, los refrescos de cola y alcohol, así como aquellos que no se toleren bien de manera repetida.
En el caso de las legumbres, que pueden causar gases, se recomienda cambiar el agua de cocción después de hervirlas durante al menos 10 minutos y pasarlas por el pasapurés para mejorar su digestibilidad y reducir la posibilidad de molestias digestivas. Estos cambios en la dieta pueden ayudar a reducir el malestar asociado con la inflamación de la vesícula y mejorar la calidad de vida.