
España se convirtió en miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 1982, durante el gobierno socialista de Felipe González. Unirse a esta alianza significó un paso muy importante en la integración de nuestro país en la política y seguridad internacional tras la transición democrática.
Este compromiso con la seguridad colectiva se consolidó después de décadas de neutralidad, durante las cuales España pretendía fortalecer su posición dentro de Europa y aumentar su relevancia geopolítica. Desde entonces, el país ha sido un aliado firme dentro de la OTAN, y ha contribuido con fuerzas y recursos a diversas misiones internacionales. Así, ha cumplido con su rol en la defensa del espacio europeo y atlántico. Pero, ¿qué papel tiene exactamente España en la OTAN y qué obligaciones tendría que cumplir en el caso de una Tercera Guerra Mundial?
La contribución de España en la OTAN
España se ha establecido como un socio valioso dentro de la OTAN. Según la información del Ministerio de Asuntos Exteriores, su participación no solo incluye el despliegue de tropas en diversas misiones internacionales, sino también la provisión de capacidades críticas en el ámbito militar y de infraestructura. Un claro ejemplo de esto es la sede del Centro de Operaciones Aéreas de la OTAN en Torrejón de Ardoz (Madrid), que controla el espacio aéreo de la mitad sur de Europa, garantizando la seguridad en esta zona clave del continente.
Además, España alberga varios cuarteles generales de la OTAN, como el Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad en Bétera (Valencia), el Cuartel General Marítimo de alta Disponibilidad en Rota (Cádiz) y una capacidad similar para el ámbito aéreo en Albacete. Estos centros son esenciales para la planificación y ejecución de operaciones conjuntas de defensa. España también juega un papel destacado en la lucha contra amenazas más específicas, como los artefactos explosivos improvisados, gracias al Centro de Excelencia contra Artefactos Explosivos Improvisados en Hoyo de Manzanares (Madrid).
En términos de capacidades defensivas, España aporta de forma activa al Sistema de Defensa contra Misiles Balísticos de la OTAN, con la base naval de Rota albergando destructores AEGIS norteamericanos. Esta ubicación es crucial para la defensa frente a potenciales amenazas desde fuera de la zona euroatlántica.

En cuanto a sus despliegues, España está presente en puntos estratégicos de Europa y más allá, contribuyendo al fortalecimiento de la defensa colectiva de la OTAN. En Letonia, España lidera un batallón multinacional dentro de la presencia avanzada reforzada de la OTAN, aportando medios terrestres y unidades de defensa antiaérea. En Rumanía, despliega un radar de vigilancia que apoya la policía aérea, y en Turquía mantiene una batería de misiles Patriot como parte de la defensa de la región.
Obligaciones de España en caso de un conflicto global
Como miembro de la OTAN, España está sujeta a los compromisos derivados del artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte. Este artículo establece la defensa colectiva, un principio fundamental de la alianza. Según este principio, si un país miembro es atacado, los demás miembros consideran el ataque como un acto de agresión contra todos. En caso de una Tercera Guerra Mundial o un conflicto a gran escala que afecte a un país aliado, España tendría la obligación de responder para defenderlo, lo que podría implicar la movilización de tropas, el uso de sus bases y recursos estratégicos, y el apoyo militar en la operación.
Sin embargo, las acciones específicas que España tomaría dependerían del tipo de ataque y de la decisión conjunta de los países miembros de la OTAN. Aunque el artículo 5 obliga a la defensa colectiva, no implica una respuesta automática en términos de combate directo. Cada país tiene la facultad de decidir cómo contribuir según sus capacidades y circunstancias. A pesar de esto, la OTAN se basa en un principio de solidaridad entre los miembros, lo que significa que España, como parte de la alianza, tendría que participar activamente en la defensa colectiva.
Contexto geopolítico y la respuesta de la OTAN
El futuro de la OTAN y el compromiso de sus miembros, incluida España, también están influenciados por los factores geopolíticos. La creciente tensión entre grandes potencias, como la guerra de Ucrania, la amenaza de un conflicto más amplio en Europa del Este, y los conflictos comerciales internacionales, podrían generar una escalada que podría implicar a los miembros de la OTAN, incluidos los países de la Unión Europea. Además, la OTAN se enfrenta a otras dificultades relacionadas, por ejemplo, con la ciberseguridad o el terrorismo, lo que amplía el espectro de posibles compromisos militares y de inteligencia.