
David Guerrero Guevara era un niño de nueve años con un notable talento artístico, que llegó a llamar la atención de diversos medios de comunicación por su habilidad para el dibujo. El 1987 desapareció sin dejar rastro, lo que llevó a una investigación que la Europol describe como una de las “más desconcertantes” que han investigado hasta ahora.
El 6 de abril de 1987 David salió de su casa, situada en la barriada malagueña de 25 Años de Paz, alrededor de las seis y media de la tarde. Tenía que tomar un autobús hacia el centro de Málaga para cumplir su cita con un periodista llamado Paco Fadón, pero nunca llegó al destino.
Su madre, al no verlo regresar, comenzó a preocuparse. Inmediatamente, comenzó a buscarlo por la zona y alertó a la Policía, iniciándose así una búsqueda desesperada. Los agentes, junto con los vecinos del barrio, recorrieron la ciudad, pero no encontraron ningún rastro de David. Nadie lo había visto subiendo al autobús ni llegando a la cita y nadie había escuchado nada extraño en el vecindario.
Una servilleta con el nombre de David
El caso adquirió rápidamente una gran repercusión mediática. El talento de David hizo que su desaparición conmoviera a toda su ciudad, incluso al país entero. Los medios de comunicación siguieron de cerca cada avance de la investigación, y la Policía no descartó en sus primeras hipótesis un posible secuestro. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de los investigadores, las pistas seguían siendo escasas, y las horas transcurrían sin avances claros.
A lo largo de los primeros días de la desaparición, se realizaron registros y entrevistas, pero nada conducía a una explicación. Se interrogó a personas cercanas a David, incluidos los miembros de la peña “El Cenachero”, donde el niño recibía clases de pintura, pero ninguno de los testimonios ofreció una pista relevante. La sensación de impotencia comenzó a calar en los involucrados, mientras el caso seguía sin resolverse.
En 1990, un descubrimiento insólito reactivó la esperanza de la familia. Una camarera de un hotel en Málaga encontró una servilleta en una papelera con el nombre de David y una dirección en el barrio de Huelin. La policía se trasladó rápidamente a la zona, donde encontraron un vínculo con un hombre suizo llamado Rudolf Eschmann, conocido por su afición al arte y sus conexiones con círculos artísticos en la ciudad.
La Policía sospechó que Eschmann podría estar relacionado con la desaparición, pero cuando llegaron a su domicilio, descubrieron que el hombre ya había fallecido, dejando la investigación sin un rumbo claro.
La falta de pruebas concretas y la escasez de pistas llevó a la Policía a archivar el caso en 1996. A pesar de ello, la familia de David nunca dejó de buscar respuestas, y la desaparición se mantuvo como una herida abierta para muchos.
Nuevas pistas de la desaparición en 2019
En 2019, el caso fue reabierto por la Policía Nacional gracias a nuevas investigaciones, impulsadas por la persistencia de la familia y la aparición de nuevos detalles.
La decisión se basó en nuevas pistas que surgieron tras la aparición de una caricatura que David había dibujado y regalado a una compañera de clase antes de su desaparición. El hallazgo de este dibujo en el buzón de la excompañera proporcionó un nuevo impulso a la investigación.

Además, un anónimo recibido por la familia mencionaba a un individuo llamado Gervasio, vinculado a la peña El Cenachero. Este dato llevó a la Policía a reexaminar la información y a identificar a tres personas relacionadas con el caso. Sin embargo, tras las entrevistas, se determinó que no tenían información relevante sobre la desaparición.
A pesar de estos esfuerzos, el caso fue nuevamente archivado debido a la falta de pruebas concluyentes. La investigación no logró avances significativos que permitieran esclarecer el paradero de David Guerrero Guevara y 38 años después, sigue sin haber una respuesta de lo ocurrido ese 6 de abril.