
El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha estimado parcialmente el recurso presentado por los progenitores de un niño que falleció con 7 años de edad tras padecer graves secuelas neurológicas, de forma que reconoce su derecho a ser indemnizados con 412.000 euros y anula una sentencia anterior que había desestimado su reclamación. Cuando el niño nació en 2005 se contagió con la bacteria estreptococo agalactiae (EGB), lo que le provocó una infección y derivó en un cuadro de shock séptico y secuelas permanentes hasta que falleció en 2012.
Los padres del menor demandaron al Servicio Catalán de Salud, al hospital implicado (su nombre no consta en la sentencia) y la aseguradora Zurich Insurance PLC, alegando mala praxis y negligencia sanitaria durante y después del parto. La Sala, por su parte, aunque considera que aunque no hay pruebas concluyentes de que el contagio de la bacteria estreptococo agalactiae se produjera exclusivamente en el hospital, sí identifica infracciones en la lex artis (normas de buena práctica médica), como la falta de diligencia en la administración de antibióticos en un momento crítico y el incumplimiento de medidas preventivas para evitar contagios.
“Además del déficit de actuación sanitaria, se ha acreditado que la Administración no extremó todas las medidas de precaución necesarias, así como todos los controles y protocolos para que el contagio de autos no se hubiera producido”, se puede leer en el texto de la sentencia. “No basta con contar con protocolos de asepsia y profilaxis, sino que debe demostrarse que fueron escrupulosamente observados, y que la carga de dicha prueba corresponde al centro hospitalario, lo que no ha ocurrido respecto de la sala de recién nacidos”, añade.
Se establece, por tanto, la responsabilidad patrimonial conjunta y solidaria de las entidades demandadas y se reconoce una indemnización de 412.651 euros a los padres, en concepto de daños y perjuicios.
Ni se extremó la precaución ni se cumplieron los protocolos
La sentencia establece que el hospital, parte de la administración sanitaria, no extremó las medidas de precaución necesarias ni cumplió estrictamente con los protocolos médicos, lo que derivó en una infección nosocomial que causó graves daños y, posteriormente, el fallecimiento del menor. El niño murió el 30 de abril de 2012 a los 7 años a causa de una parada cardiorrespiratoria, teniendo como causa fundamental e intermedia complicaciones neurológicas derivadas de una sepsis neonatal grave causada por una infección por estreptococo.
La sentencia señala que la infección se produjo en el contexto de su nacimiento, al ser contaminado durante el canal del parto, el manejo postparto o como resultado de una infección nosocomial en el hospital. Tras esta infección, el niño presentó secuelas neurológicas graves y una situación de dependencia permanente hasta su fallecimiento.