
El Real Betis ha encontrado una nueva figura. A sus 25 años, Antony dos Santos vive un nuevo momento de dulce en el equipo verdiblanco, tras atravesar una dura etapa en el Manchester United. Su calidad es incuestionable, y su buen nivel se está traduciendo en goles y asistencias decisivos para el equipo.
Fue uno de los jugadores más caros del mundo y, a su vez, uno de los futbolistas con más proyección del panorama internacional. Tras destacar en el São Paulo, el Ajax de Ámsterdam apostó por él. En el club neerlandés se salió, y entonces llegó el Manchester United con 100 millones. Sin embargo, no consiguió consolidarse en el equipo inglés, y en el último mercado invernal decidió probar en la Liga.
Aprovechando su excelente momento deportivo, y que este domingo disputará su primer derbi contra el Sevilla, el periodista Juan Arroita la ha realizado una entrevista en Dazn. En este caso, la conversación se ha centrado en la complicada vida que ha tenido que atravesar Antony hasta conseguir convertirse en una estrella.
“He jugado con traficantes”
Antony creció en Inferninho, una de las favelas más peligrosas de Brasil. El fútbol es un estilo de vida en el país sudamericano, y se convierte en el sueño casi inalcanzable de muchos niños que crecen en estas comunidades. En el caso de Antony, conseguir unas botas de fútbol para él y para sus hermanos fue algo imposible durante años.
“Es un lugar muy especial y que va a estar conmigo para toda la vida”, cuenta el extremo cuando habla de la favela. No niega la dificultad de crecer en estos lugares, pues explica que “cuando se vive ahí, todos los días son muy difíciles”. Además, las opciones para los jóvenes son escasas, lo que hace que muchos de sus amigos acabaran en entornos complicados. Por eso, ahora Antony está en el fútbol de élite “representando a todos”.
La pasión del fútbol se extiende por todo Brasil. Las pistas son el lugar de encuentro de los barrios, y allí coinciden todo tipo de personas. Antony cuenta que “ha jugado con traficantes”, y reconoce que sufría miedo en este tipo de ocasiones. Su experiencia le ha permitido construir una personalidad fuerte, y cuando vive problemas en la actualidad recuerda que pudo salir de aquel contexto.

La favela siempre le acompaña
A la pregunta de qué le diría a su yo del pasado, Antony lo tiene claro. Le felicitaría por lo que ha conseguido. Crecer en un entorno sin apenas oportunidades, para acabar viviendo de su sueño y formando una familia que no tendrá que pasar por lo que él pasó al ser un niño.
Para valorar lo que hoy en día tiene, el jugador del Betis sabe que es clave recordar donde empezó. Por ello, Inferninho siempre le acompaña, desde sus botas durante los partidos a un enorme tatuaje en su espalda. “Va conmigo durante toda mi vida”, explica Antony al detallar sus distintos símbolos tatuados que representan el lugar donde creció.
Admite que su etapa en Manchester tuvo momentos complicados, pero cree que ha sido un paso más en su aprendizaje. Ahora, está centrado en el Betis y muy feliz en Sevilla, donde se ha reencontrado con su mejor versión futbolística y con el disfrute del fútbol. “Lo más importante es irme a dormir sonriendo”, concluye Antony.