El exguionista Jesús Manzano, en una entrevista en el podcast 'Rockandrollas'. (Youtube)Desde la llegada del programa La Revuelta a la parrilla de La 1 en el pasado mes de septiembre, uno de los asuntos televisivos más comentados del momento es la pugna de audiencias que este nuevo espacio mantiene con El Hormiguero. El programa presentado por Pablo Motos adquirió un espacio en la televisión hace casi 20 años y, desde entonces, es un referente del prime-time, hasta el punto que, a pesar del innegable éxito del show de Broncano, El Hormiguero continúa manteniéndose en el liderato y ofrece unos datos de audiencia muy competitivos programa tras programa.
Sin embargo, aunque se trata de dos programas dirigidos a un público similar y, en principio, tienen pretensiones parecidas, entre ellos se aprecian grandes diferencias que dirigen sus enfoques hacia direcciones distintas. Una distinción reseñable entre ellos es la importancia del guion. De hecho, una de las razones por las que el programa de Broncano ha adquirido mucho reconocimiento en tan poco tiempo es por una estructura de programa que parece sumida en el caos, con un guion variable y cambiante y unas entrevistas atípicas, que conforman una identidad propia del programa y hacen que La Revuelta sea un espacio muy particular y diferente al resto. Broncano y su equipo dan rienda suelta al humor y la comedia, dentro de unos límites, sin miedo a las críticas del público.
David Broncano en 'La Revuelta' y Pablo Motos en 'El Hormiguero'. (Montaje de Infobae con fotos de RTVE y Atresmedia)Por el contrario, en ocasiones El Hormiguero ha sido incluso criticado por, en cierta forma, dejar que el humor pase a un segundo plano y plantear un programa más orientado a la política y la actualidad. Sin duda, la esencia humorística y de entretenimiento del programa de Pablo Motos sigue latente, aunque esta tendencia contraria fue la que causó la marcha de colaboradores como Jandro o Jesús Manzano que, incluso, han llegado a criticar la gestión del guion por parte de El Hormiguero.
Al fin y al cabo, si se compara el enfoque del programa de Motos con el de La Revuelta, puede dilucidarse que El Hormiguero tiene una estructura más planificada y guionizada que en el caso de Broncano, o al menos eso es lo que pretende el presentador de La Revuelta que parezca. En este sentido, a pesar de que el trabajo del guionista es muy importante, tanto en estos dos programas de referencia como en cualquier otro, lo cierto es que la seriedad de El Hormiguero ha provocado que algunos de sus colaboradores hayan criticado al programa en cuanto a la libertad creativa, exponiendo censuras en algunos guiones.
Este es el caso de Jesús Manzano, que fue guionista y colaborador de El Hormiguero durante 9 años y, según ha contado en el podcast Rockandrollas, ha sufrido los vetos del programa de Pablo Motos a ciertos nombre o marcas en sus guiones: “Tú das el guion de tu monólogo y te dicen que no puedes decirlo porque aparece una marca o un nombre de alguien que es posible invitado de El Hormiguero“, apunta Jesús Manzano. El exguionista explica que ha vivido este tipo de situaciones durante los casi 10 años que ha trabajado en El Hormiguero, con desplantes como el de quitar un nombre de uno de sus guiones porque el famoso en cuestión “es amigo” del responsable: “Te quitan todo y te dicen ‘lo demás sí‘, y es que lo demás no tiene gracia”.
Jesús Manzano, en uno de sus monólogos en 'El Hormiguero'. (Atresmedia)De hecho, tales eran las constantes correcciones a sus guiones que Jesús Manzano relata haberlo hablado incluso con el propio Pablo Motos: “Una vez le decía a Pablo Motos de coña ‘tú dime que escriba lo que no es gracioso y te lo paso porque lo gracioso me lo has quitado’”. Manzano recuerda, en concreto, un episodio en el que una marca llegó a amenazar al programa con una multa de 300.000 euros por uno de sus chistes. El colaborador cuenta que se debió a “un fallo de coordinación”: “Yo hice un monólogo en el que se hacía un chiste sobre esta marca y me lo aprobaron. Ese mismo día, el que revisó el guion por última vez lo tachó y escribió que, en vez de decir la marca, dijera algo genérico, pero no me lo dijeron a mí”, explica. El guionista ni se leyó el guion de nuevo, porque “ya estaba aprobado”: “Nunca me había pasado esto. Yo ni me lo leí porque me lo sabía de memoria y se lio una gorda”.