
La adolescencia es una etapa generalmente de mucha incertidumbre y preocupación para los padres: su hijo atraviesa una serie de cambios vitales y se enfrenta a situaciones nuevas para él, por lo que suelen existir el temor de que no sepan cómo gestionarlo y no cuenten con la suficiente confianza como para hablar con su familia para solucionarlo. Son muchos los adolescentes que se encierran en sí mismos llegada esta época, deseosos de tener algo más de independencia de su familia. Esto les lleva a querer pasar más tiempo fuera de casa o a permanecer en su cuarto durante largas jornadas.
“No es que no quiera estar contigo”, sino que existen una serie de factores que influyen en que desee pasar más tiempo en soledad, según señala el psicólogo especializado en adolescentes Alfonso Navarro. A través de su cuenta de TikTok (@fluxuapsicologia), el experto responde a una de las grandes preguntas que surgen en la paternidad cuando los hijos llegan a esta etapa vital: “¿Por qué los niños se encierran en sus habitaciones y no quieren salir y pasar tiempo con su familia?”.
Demasiadas preguntas y tareas
“Quieres conectar con tu hijo, pero cada vez que intentas hablar con él, parece que se aleja más...”. Esta situación suele ser bastante frecuente y muchos padres no saben cómo abordarla para mejorar la relación con el adolescente. El primer paso para ello es entender las causas por las que esto ocurre y Alfonso Navarro da la clave, incidiendo en varios motivos: “El primero de ellos puede ser que cada vez que sale se le atribuyen un montón de tareas: ‘pon la mesa, saca la basura, haz los deberes...’. Y enseguida siente que salir es salir a un entorno donde se le genera presión”.
De esta manera, siente que solo es capaz de mantener esa calma dentro de su cuarto. Sin embargo, el experto recuerda que esto no significa que no deba cumplir con sus obligaciones, sino que hay que encontrar otra forma de hacérselo saber, generando un ambiente de mayor relajación.

Lo mismo ocurre con el tema de las preguntas: “Puede que, cuando salgan, enseguida los adultos intenten aprovechar que lo han visto para preguntarle un montón de cosas: ‘¿has estudiado?, ¿has hecho los deberes?, ¿qué vais a hacer mañana?, ¿con quién sales?, ¿con quién vas?’. Cuando reciben preguntas de esta manera, enseguida se encierran buscando un poco de seguridad, porque se abruman y porque se sienten en un interrogatorio”.
Generalmente el adulto intenta llegar a ellos a través de esta serie de preguntas, pero se consigue el efecto contrario: “Tú sigues haciendo preguntas, intentando llegar a ellos, y ellos se encierran más y vuelven a buscar su espacio seguro, que es su habitación”.
Cómo generar un ambiente de calma
Ante ambos problemas, Alfonso Navarro da dos consejos para intentar mejorar el ambiente en el hogar y sobrellevar una etapa de tantos cambios. En primer lugar, en lugar de sobrecargar con la enumeración de la lista de tareas nada más salen de su cuarto, el psicólogo explica que “lo ideal es que ellos sepan qué tareas tienen que hacer, ya sea porque están en una lista, porque ya de tanto hacerlas saben cuáles son las suyas...”. De esta manera, “no hay que recordárselas”, sino esperar a que se cumplan o, en caso contrario, que haya algún tipo de consecuencia: “Hasta que no las has fallado, no se te dice nada”.
Para abordar las conversaciones con un hijo adolescente, Alfonso Navarra recomienda las preguntas más abiertas: “Pregúntale sobre algún amigo: ‘oye, me dijiste que tu amigo tenía un partido de fútbol’, ‘oye, que este fin de semana cómo pinta’. Pero, sobre todo, preguntas abiertas y que ellos sientan que pueden hablar todo lo que quieran y que pueden callar todo lo que quieran”. De esta manera, se generará un ambiente de seguridad y calma similar al que el adolescente encuentra en su cuarto.
“La clave está en darle espacio para la responsabilidad y en conectar con sus intereses de una forma natural. Preguntas abiertas y sin presionar pueden marcar la diferencia”, sentencia el psicólogo especializado en adolescentes.