
Albert Beltran y Carlos Fontclara estaban cansados de la relación que tenían con su teléfono. Esa pequeña pantalla que les acompaña siempre en el bolsillo les quitaba más de cuatro horas al día. “Había semanas que estaba cinco horas, era un problema real”, cuenta Beltran a Infobae España, que calcula que perdía unos 40 días al año pegado al móvil. Ambos jóvenes se obsesionaron con mejorar sus hábitos digitales, pero la tarea no era sencilla: “Empezamos a probar todas las aplicaciones que existen de controles parentales, límites de tiempo de uso, etcétera, pero todas son reversibles. Dependemos mucho de nuestra fuerza de voluntad y nos las acabamos saltando”.
Los dos amigos decidieron dar un paso más y cambiar su smartphone por un Nokia clásico, que hacía imposible engancharse al aparato. “Duramos dos días”, reconoce Beltrán. El dispositivo no tenía WhatsApp, ni Google Maps o Spotify, ninguna de las aplicaciones que, sin ser adictivas, consideran que les aportaban valor en el día a día. Con esta experiencia a la espalda, ambos compañeros decidieron lanzarse a crear un teléfono que combinase la simplicidad del Nokia y la funcionalidad del móvil inteligente. De ahí surgió Balance Phone, un sistema operativo que imposibilita cualquier adicción a las pantallas.
La start up catalana utiliza móviles Samsung a los que incorpora un nuevo sistema operativo para transformar al completo el funcionamiento del teléfono. La pantalla muestra tan solo una lista en blanco y negro con las aplicaciones disponibles y un buscador para navegar entre ellas: permite hacer llamadas, acceder a buscadores y navegadores o aplicaciones de chat básicas, como WhatsApp. “Lo importante es que bloqueamos de manera sistemática e irreversible todas las aplicaciones y contenido adictivo“, defiende uno de sus creadores. Para él, esto se resume en cinco componentes: redes sociales, pornografía, juegos, apuestas y plataformas de streaming.

Recuperar el tiempo de pantalla: “Son 40 días al año”
En el tiempo que llevan comercializando su producto, Carlos y Albert han podido ver los efectos de su proyecto. Sus más de 15.000 usuarios pasan de media una hora y 27 minutos al día en el teléfono. “Si lo comparas con las más de cuatro horas al día que la sociedad española está en el móvil, son tres horas menos cada día. Esto si lo extrapolas al año son unos 40 días”, afirma Beltran.
Aunque el proyecto nace enfocado a personas adultas que, como ellos, tenían un deseo de separarse del teléfono, donde más interés han visto es en padres que buscan un primer móvil para sus hijos. “El problema es que los controles parentales son relativamente fáciles de saltar“, razona Beltran. Así lo evidencia un reciente estudio de Save The Children, que revela que un 37% de los adolescentes saben cómo saltarse estos topes digitales. Son, además, “difíciles de configurar, porque es el padre quien tiene que elegir qué bloquear y muchas veces no sabe ni qué tiene que bloquear, porque hay miles de contenidos que se le escapan. Es una negociación constante con el hijo“, añade.
Los adolescentes son el grupo de población más vulnerable a la adicción, tal y como certifican las asociaciones que trabajan este problema. Según un estudio de la Red de Atención a las Adicciones (UNAD) y la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), es la población de 16 a 18 años la que copa los servicios contra las adicciones digitales, que enfrentan problemas de autoestima, ansiedad, depresión, falta de concentración...
Quienes han optado por su modelo de ‘teléfono tonto’ han notado un cambio “en el tema de relaciones personales”, asegura Beltran. “Estar en casa y hablar más con los padres o los hermanos, hacer planes fuera de casa en vez de quedarse dentro mirando TikTok”, ejemplifica. “Es un tema de cómo gastan su tiempo, porque al final esas tres horas extra se tiene que hacer algo. También promueves la creatividad o el saber aburrirse, que es necesario a estas edades”, dice.
Para ellos, cambiar su móvil por un Balance Phone también ha sido un cambio positivo. “Carlos y yo somos los primeros beneficiados”, afirma. Después de ocho meses, Beltran ha conseguido escapar del scroll infinito de Instagram y TikTok y ha notado, sobre todo, una mejora de su atención. “Antes no conseguía estar realmente presente o que mis sentidos estuviesen al 100% en algo”, dice. Ahora, no siente la necesidad de coger el móvil mientras come o si sale con amigos. “Esa capacidad de atención y de estar presente en lo que estoy haciendo es lo que más noto”, asegura.
La empresa de Albert y Carlos ha llegado y a 24 países y espera expandirse por toda Europa. Actualmente, venden dos modelos de teléfono, por un valor de 300-700 euros. Para quienes no quieran hacer este desembolso, pero deseen reducir su tiempo en pantalla, Beltran aconseja “hacer un ejercicio de reflexión de en qué quieren dedicar su tiempo” y anima a la gente a “probar aplicaciones de límites de tiempo de uso”.