
Durante el embarazo, las ecografías se convierten en una herramienta crucial para monitorizar tanto la salud de la madre como el desarrollo del bebé. Estas pruebas permiten obtener imágenes detalladas del feto en el útero, evaluar su crecimiento y detectar posibles anomalías, además de observar aspectos clave como la ubicación de la placenta y la cantidad de líquido amniótico.
Aunque la cantidad de ecografías recomendadas puede variar según el caso, la mayoría de los protocolos médicos establecen una serie de estudios estándar en momentos específicos de la gestación. En casos particulares, como en embarazos de alto riesgo o complicaciones previas, se pueden requerir ecografías adicionales. A continuación, se detallan cuáles son las ecografías más habituales en cada etapa del embarazo.

Qué ecografías son obligatorias en el embarazo
El número de ecografías recomendadas durante el embarazo varía según el protocolo médico de cada país y las necesidades de la madre y el bebé. Sin embargo, existen tres ecografías fundamentales que suelen realizarse durante el curso del embarazo para garantizar el buen desarrollo fetal y detectar posibles complicaciones.
La primera ecografía, que se realiza entre las semanas 8 y 12 de gestación, tiene como propósito confirmar el embarazo, determinar la edad gestacional y verificar que el embrión se encuentra en el útero. También permite detectar si es un embarazo único o múltiple y establecer una estimación más precisa de la fecha probable de parto.
La segunda ecografía, conocida como ecografía morfológica, se lleva a cabo entre las semanas 20 y 22. Esta prueba es crucial para evaluar el desarrollo anatómico del feto, detectando posibles malformaciones congénitas o anomalías en órganos y estructuras. Durante esta ecografía, se analiza la forma y tamaño del bebé, así como el desarrollo de su cerebro, corazón y otros sistemas vitales.
La tercera ecografía, realizada entre las semanas 32 y 36, se conoce como ecografía de tercer trimestre. Su objetivo principal es monitorear el crecimiento fetal, verificar la posición del bebé y evaluar la cantidad de líquido amniótico. Esto es importante para asegurar que el bebé se está desarrollando de forma saludable y para anticipar complicaciones en el momento del parto.
En ciertos casos, como embarazos de alto riesgo o complicaciones detectadas en ecografías previas, el médico puede recomendar ecografías adicionales para realizar un seguimiento más detallado de la salud de la madre y el bebé. Las ecografías no son invasivas, pero su frecuencia debe ser determinada por un profesional para evitar posibles riesgos innecesarios.
Qué pruebas hay que hacerse durante el embarazo, además de las ecografías
Además de las ecografías, durante el embarazo también se realizan otro tipo de pruebas para garantizar la salud de la madre y el bebé. Entre ellas están los análisis de sangre y orina, que permiten detectar anemia, infecciones, niveles de glucosa y proteínas, así como enfermedades como hepatitis B, VIH o sífilis.
También es común el cribado combinado en el primer trimestre, que evalúa la probabilidad de anomalías cromosómicas. Más adelante, se incluye la prueba de tolerancia a la glucosa para descartar diabetes gestacional. Otros estudios, como el exudado vaginal-rectal en el tercer trimestre, buscan prevenir infecciones neonatales.