
El Juzgado Mercantil número 1 de Lleida ha condonado una deuda de 1.605.066,16 euros a un matrimonio vecino de la capital del Segrià cuya insolvencia se originó con los préstamos que solicitó para intentar salvar su empresa, del sector editorial, al verse afectada por la crisis de 2008. Acabaron cerrando y la situación se vio agravada al quedar pendiente una parte de la hipoteca de su vivienda que fue ejecutada y subastada y ser víctimas de una estafa.
De este modo, el juez ha aplicado a los clientes de Bergadà Abogados la Ley de la Segunda Oportunidad y, por lo tanto, les ha exonerado del pasivo insatisfecho.
La crisis de 2008 y una enfermedad grave
Los hechos se remontan a la crisis de 2008, momento en que la situación económica de la pareja empezó a agravarse. En aquella época tenían una empresa dedicada al sector editorial, constituida en el 1997, y las ventas fueron disminuyendo de manera considerable. Ante una situación insostenible, la pareja solicitó créditos personales y tarjetas para obtener liquidez y poder sacar adelante el negocio, pero no fue posible y tuvieron que liquidar la sociedad.
En este sentido, recuerdan que, “como en toda empresa, los inicios fueron duros, pero poco a poco logramos tener clientes importante y empezó a funcionar”. Paralelamente, tuvieron que hacer frente a una grave enfermedad de ella en el 2005. “Hay que tener en cuenta que mi enfermedad supuso un gasto económico enorme, ya que tuvimos que hacer pólizas de seguro especiales y comprar medicamentos caros que la mutua no cubría, del mismo modo que tampoco las operaciones o las visitas”, lamenta ella.
Una estafa piramidal
Cuando ella retomó su actividad laboral el país atravesaba la devastadora crisis inmobiliaria del año 2008, por lo que se produjo un descenso de clientes. “Los bancos nos dejaron de lado, ya que pasaron de ofrecernos todas las facilidades a decir que no era una persona fiable por mi enfermedad. Por eso, solicitamos préstamos y créditos pensando en que podríamos salvar el negocio. Además, cerramos la oficina y empezamos a trabajar desde casa con el objetivo de reducir al máximo los gastos. Pero todo fue a peor”, explica ella.
Y es que, en el 2009 un conocido les dijo que invirtieran el poco dinero que tenían ahorrado en monedas suizas y con el ánimo de remontar su situación económica contrataron ese producto. “Lo que nos aseguraron que era una inversión segura y con una alta rentabilidad acabó siendo una estafa piramidal, por lo que nos quedamos sin nada y con el agua al cuello”, argumentan.
Como consecuencia de todo ese cúmulo de circunstancias, y con una situación financiera tan delicada, al matrimonio se le hizo imposible hacer frente al pago de las cuotas hipotecarias, siendo ejecutada y subastada su vivienda. Pese a ello, quedó una cola pendiente de liquidar que fue arrastrando durante años. De hecho, intentaron hacer frente a los pagos, pero les fue imposible y durante años quisieron liquidar los planes de pensiones que en su momento habían abierto, pero estos estaban embargados y la pareja no podían acceder a ellos para hacer frente a parte de su pasivo.
La Ley de Segunda Oportunidad
“Un asesor nos dijo que teníamos que comer, por lo que la solución era no deber nada a Hacienda ni a la Seguridad Social y dejar de pagar a los bancos, porque no nos daban ningún tipo de ayuda. Y es que, no podíamos remontar el vuelo y estamos ahogados, quedándonos en la calle en el 2010”, comentan.
Fue entonces cuando a volvieron a Lleida para vivir en casa de un familiar. “Nuestra situación era muy precaria. No teníamos vida social y ni salíamos de casa para intentar gastar lo mínimo. Además, también se nos embargaban las nóminas”. Todo eso “pasó factura a nuestra salud, ya que había mucho estrés y pasamos de comernos el mundo a que éste se nos comiera a nosotros”, señala ella. Ante esto, solicitaron una reunificación de las deudas, pero está fue denegada.
Todo empezó a cambiar en julio del año pasado, cuando leyeron en la prensa que a un vecino de Lleida se le había perdonado una importante deuda gracias al trabajo que había hecho Bergadà Abogados, bufete especializado en Derecho concursal. “En ese momento decidimos ponernos en contacto con Marta Bergadà y su equipo para exponerles nuestro caso. Debíamos mucho dinero porque después de tantos años se habían acumulado muchísimos intereses y tenemos que reconocer que no confiábamos en la Ley de la Segunda Oportunidad, pero nos dijeron que era posible”.
“El momento de la llamada de Bergadà Abogados para decirnos que se nos había perdonado lo que debíamos fue increíble. Me puse a llorar, ya que era algo que necesitábamos, porque nos veíamos viviendo en la calle. Nosotros tan sólo queríamos sentirnos personas normales y durante años no había sido posible. Hemos sufrido mucho y, a día de hoy, aún sentimos vergüenza por todo lo que vivimos”, relatan.