
La seguridad vial es uno de los puntos a los que el Estado le dedica más recursos. La inversión que se hace cada año es enorme, destinando millones de euros. Tanto la Dirección General de Tráfico como el Ministerio del Interior trabajan para reducir el número de accidentes de tráfico.
Para ello, se usan diferentes herramientas como campañas de concienciación, medidas de seguridad vial o sanciones para quienes infringen las normas. Estos recursos se potencian cuando los factores meteorológicos ponen en juego la integridad de los conductores.
Estas últimas semanas, las lluvias han sido una pesadilla para todos aquellos que se adentraban en la carretera. Por esta razón, la DGT ha optado por poner en marcha una de sus tradicionales campañas de control de conductores.
En este caso se trataba de una operación para revisar si los conductores y los pasajeros llevaban puesto el cinturón de seguridad. Pese a que pueda parecer increíble, las autoridades multaron a 6.020 personas por cometer esta infracción.
Sólo se sanciona al conductor cuando no lo lleva abrochado él. En caso de pillar a alguno de los acompañantes, son responsables de llevarlo puesto y de hacer frente a la multa si son sorprendidos por los agentes.
De hecho, 1.650 de los pasajeros que han sido sancionados por los agentes, deberán hacer frente a un pago de 200 euros. El resto de los multados fueron conductores, que también se enfrentan a una sanción de 200 euros, además de la retirada de 4 puntos del carnet, una cantidad que fue modificada en 2022. Antes sólo se retiraban 2 puntos.
Cifras alarmantes
Las estadísticas ponen en el punto de mira esta práctica. Pese a ser, probablemente, una de las normas más sencillas de cumplir, hay personas que no la respetan. Entre los fallecidos por accidente carretera este año, más de un 30 % no llevaba puesto el cinturón de seguridad.
Este dispositivo simple, pero eficaz, reduce en un 50% las posibilidades de fallecer en un accidente de tráfico. Su uso adecuado puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en la carretera. Lleva siendo obligatorio en España desde el año 1975 en los conductores, mientras que en los asientos traseros lleva siéndolo desde el año 1992.
España, uno de los países con más accidentes
España tiene una asignatura pendiente en materia de seguridad vial. Las cifras son alarmantes y, por eso, los esfuerzos de las entidades competentes se han potenciado. Tan solo en el año 2023, se produjeron 1.806 accidentes, situándose en el quinto lugar en la lista de países europeos.
Bajo esta premisa, se están colocando más radares, buscado con esta medida que los conductores se ciñan a las normas de seguridad vial establecidas. Pese a que su imposición genere controversia, han demostrado ser una herramienta eficaz para reducir el número de accidentes. Al controlar la velocidad, se reduce el riesgo de colisiones y se fomenta un comportamiento más seguro entre los conductores.