
Uno de cada tres hombres reconoce haber sufrido en algún momento de eyaculación precoz. Si no ocurre de forma habitual, esta no debe ser un problema. Sin embargo, puede tratarse de una afección sexual que genera una frustración en la persona que lo padece y su pareja.
El proceso de liberación de semen ocurre durante el clímax sexual y está regulado por una compleja interacción de señales cerebrales y hormonales, que coordinan la contracción de los músculos en el área genital. Según la Clínica Mayo, el diagnóstico de eyaculación precoz se da si el hombre eyacula en un lapso de 1 a 3 minutos después de la penetración o si no puede retrasarla durante el sexo.
Para descubrir qué impulsa la conducta sexual en animales, investigadores del Instituto Nacional de Ciencias Biológicas de Pekín (China) estudiaron la actividad cerebral de ratones machos a lo largo de la serie de acciones sexuales previas a la eyaculación. Sus resultados, publicados en la revista Neuron, muestran que la compleja interacción entre dos sustancias químicas (dopamina y acetilcolina) en el área cerebral responsable del placer controla la progresión de la conducta sexual.
Estos hallazgos podrían inspirar tratamientos para trastornos como la eyaculación precoz. “La conducta sexual es una secuencia compleja de eventos. El estudio reveló la dinámica de cómo diferentes sustancias químicas interactúan en el cerebro para regular las transiciones a través de las diferentes etapas de la conducta sexual masculina”, explica el doctor Qinghua Liu, del Instituto Nacional de Ciencias Biológicas de Pekín.
Estudios previos sobre la conducta sexual masculina se centraban en el inicio de la actividad sexual. Se desconocía qué ocurre exactamente en el cerebro durante otras fases de la actividad sexual, desde la monta y la intromisión (la inserción del pene en la vagina) hasta la eyaculación. El núcleo accumbens, una región cerebral que desempeña un papel en la recompensa, responde a la dopamina, una sustancia química a menudo asociada con el placer.

Lo que los ratones enseñaron sobre la eyaculación
Para profundizar en este conocimiento, el equipo inyectó sensores fluorescentes capaces de detectar neurotransmisores, los mensajeros químicos del cerebro, en el núcleo accumbens de ratones macho. Una fibra óptica se iluminaría si el cerebro liberara dopamina y acetilcolina, un neurotransmisor conocido por regular la dopamina. Los investigadores descubrieron que los cerebros de los ratones comenzaban a liberar acetilcolina rítmicamente antes de la monta.
Aproximadamente seis segundos después de la liberación de acetilcolina, el cerebro también comenzaba a liberar dopamina. Durante la intromisión, la liberación de acetilcolina y dopamina fluctuaba rítmicamente al ritmo de los movimientos de empuje del ratón. En los ratones que alcanzaron la eyaculación, la liberación de dopamina disminuyó significativamente antes de aumentar rápidamente durante la transición de la intromisión a la eyaculación.
“Podemos observar estos eventos con una resolución temporal muy fina para comprender cómo interactúan los neurotransmisores entre sí”, detalla el doctor Ai Miyasaka, investigador postdoctoral en la Universidad de Tsukuba en Japón. Los investigadores también descubrieron que la concentración de dopamina desempeñaba un papel importante. Durante la intromisión, las células nerviosas que expresaban dos receptores principales de dopamina, D2R y D1R, eran menos activas de lo habitual.
Si el investigador activaba artificialmente las células D1R durante la intromisión, los ratones volvían inmediatamente a la fase de monta. Si se activaban las células nerviosas D2R, los ratones interrumpían por completo la actividad sexual. “Descubrimos el mecanismo preciso de señalización de la dopamina que ayuda a garantizar que el comportamiento sexual siga la secuencia correcta”, destaca Liu.
Si bien los ratones y los humanos tienen comportamientos sexuales diferentes, las regiones cerebrales y los sistemas de neurotransmisores involucrados en la función sexual podrían ser similares, señalan los autores. Así, sugieren que esta investigación podría aportar nuevas pistas para el tratamiento de la disfunción sexual, en particular la eyaculación precoz, que afecta entre el 20% y el 30% de los hombres sexualmente activos.
*Con información de Europa Press