
La ministra de Educación e Infancia de Islandia, Ásthildur Loa Thorsdottir, presentó su dimisión tras hacerse público que hace más de tres décadas mantuvo una relación sexual con un adolescente de 15 años, con quien tuvo un hijo cuando ella tenía 23. El escándalo ha conmocionado al país, poco acostumbrado a casos de esta magnitud en su esfera pública, y ha tenido consecuencias inmediatas tanto a nivel institucional como político.
Según se ha confirmado, Thorsdottir conoció al menor en una agrupación religiosa cristiana llamada Trú og líf (Religión y Vida), donde ella trabajaba como orientadora. La relación ocurrió en un contexto de jerarquía, lo que añade una dimensión legal al caso: si bien la edad mínima de consentimiento sexual en Islandia en esa época era de 14 años (ahora son 15), las leyes del país prohíben relaciones con menores de 18 en casos donde hay relaciones de poder, como las que existen entre mentores y jóvenes bajo su influencia. La ministra dio a luz al hijo cuando tenía 23 años, mientras que el adolescente acababa de cumplir 16.
La cadena pública RUV reveló que el adolescente, identificado en medios locales como Eirik Ásmundsson, estuvo presente durante el nacimiento del hijo, pero su relación con el niño se redujo con el tiempo. Inicialmente, Thorsdottir facilitó los encuentros entre padre e hijo, pero tras conocer a quien sería su futuro esposo limitó ese acceso. A pesar de haber recibido pensión alimenticia durante 18 años, negó al padre contacto regular con el menor. Documentos oficiales indican que Ásmundsson solicitó acceso legal a su hijo a través del Ministerio de Justicia, sin éxito.
“Fue consentida, pero no la puedo ver como algo normal”
El asunto llegó al conocimiento de la primera ministra, Kristin Jakobsdottir, a través de una familiar del padre, quien intentó comunicarse en dos ocasiones para exponer los hechos. Inmediatamente después de confirmar la información, Jakobsdottir convocó a Thorsdottir a su despacho. La entonces ministra reconoció la existencia de esa relación décadas atrás y presentó la renuncia de su cargo. En una entrevista posterior en la televisión, ha declarado que fue una “relación de juventud”, aunque admitió que hoy no la considera apropiada: “Fue consentida, pero no la puedo ver como algo normal”, afirmó ante la televisión pública islandesa. La primera ministra islandesa, Kristrún Frostadóttir, calificó el caso como un “asunto grave” y declaró que sabía poco más que “cualquier otra persona”. “Es un asunto muy personal”, señaló.
En su entrevista en la televisión con la cadena RÚV, Thórsdóttir afirmó que le molestó que la mujer se hubiera puesto en contacto con la primera ministra. “Entiendo cómo se ve desde fuera”, ha dicho, y añadió que “hoy en día es muy difícil que una historia se cuente correctamente en los medios”. Pese a su dimisión como ministra, Ásthildur Loa Thórsdóttir aseguró que no tiene intención de abandonar el Parlamento. “Han pasado 36 años, muchas cosas cambian en ese tiempo y, sin duda, hoy habría abordado estos asuntos de forma distinta”, declaró la política de 58 años.