Ubicada entre Cassia y Ponte Milvio, en una exclusiva zona de Roma, la icónica residencia de Raffaella Carrà ha estado en venta durante bastante tiempo sin encontrar comprador. Este majestuoso inmueble, testigo de la vida de la legendaria presentadora, cuenta con lujosas instalaciones, como una cancha de tenis y una piscina, además de un diseño interior tan singular como su dueña.
Raffaella Carrà inmortalizó en su canción Casa dolce casa el sentimiento de pertenencia a su refugio personal, y su apartamento en la Vía Nemea 21 encarna precisamente ese espíritu. Situado en la prestigiosa zona de I Due Pini, el edificio albergó a grandes figuras de la televisión italiana, como Gianni Boncompagni, su expareja y amigo de toda la vida. En el mismo complejo residencial también creció Giancarlo Magalli, guionista de muchos de sus exitosos programas.
A lo largo de los años, la presentadora encontró en esta residencia un remanso de paz y privacidad, con seguridad las 24 horas y acceso a un garaje privado para evitar la presencia de paparazzi. Su proximidad a los estudios de la RAI la hacía ideal para la artista, que podía relajarse en un entorno cómodo y seguro después de intensas jornadas de trabajo.

Un espacio sofisticado y funcional
La propiedad cuenta con 384 metros cuadrados interiores y 36 de espacios exteriores, situados en la primera planta del edificio. El diseño del apartamento reflejaba la personalidad de su dueña: una combinación entre modernidad y clasicismo con una fuerte influencia de la década de los setenta, la era dorada de Carrà.
En el salón principal destacaba una megapantalla empotrada en la pared, con un proyector discretamente oculto en el techo. Seguramente, en este espacio la artista revivió algunos de los momentos más icónicos de su carrera, como su participación en Canzonissima o su papel junto a Frank Sinatra en El coronel Von Ryan.

Lejos de optar por lujosos suelos de mármol, Carrà prefirió una gran moqueta color crema que recorría la mayor parte de la vivienda, incluyendo el baño principal. Esta tonalidad también dominaba la decoración, desde los pilares ovalados que dividían las estancias hasta los muebles lacados y las mesas de cristal. Para reuniones o comidas más informales, disponía de una mesa redonda rodeada de sillones de cuero beige con ruedas, ideales para moverse con facilidad por la estancia.

Comodidad y exclusividad
La cocina, decorada en una elegante combinación de blanco y negro, evocaba los primeros diseños de la época de los setenta, mientras que el baño principal estaba equipado con una amplia bañera de hidromasaje con detalles dorados y una sauna, diseñada para la relajación tras sus extenuantes sesiones de baile.

El dormitorio de la presentadora, por su parte, era un espacio insonorizado en tonos rosa empolvado, con papel pintado acolchado y un cabecero a juego, proporcionando un ambiente cálido y tranquilo.
Tras el fallecimiento de Raffaella Carrà en julio de 2021, la vivienda fue puesta en venta inicialmente por 2,1 millones de euros, pero posteriormente su precio se redujo a 1,87 millones. Sin embargo, en la actualidad parece haber sido retirada del mercado, a la espera de una posible remodelación o fraccionamiento.

Algunas vocesa amigas de la presentadora han sugerido que la propiedad podría convertirse en un museo dedicado a la figura, siguiendo el ejemplo de otras personalidades ilustres del país, como Alberto Sordi y Ugo Tognazzi, cuyas viviendas han sido incorporadas al circuito de Casas de la Memoria en Italia. Este espacio podría rendir homenaje a la trayectoria de Carrà y preservar su legado para futuras generaciones.