
Desde que Donald Trump se convirtiese en el cuadragésimo séptimo presidente de Estados Unidos el pasado 20 de enero, su promesa de restringir la entrada de ciudadanos extranjeros en el país norteamericano está tomando forma. Además de ello, en las últimas semanas, la administración estadounidense ha comenzado a deportar de forma masiva a quienes considera “criminales”, tal y como afirmó en su discurso inicial.
Los ciudadanos latinoamericanos no han sido los únicos bajo la lupa migratoria de Trump, sino que, en los últimos días, han salido a la luz casos de detenciones de europeos -principalmente alemanes- que no han logrado atravesar los controles de inmigración de los aeropuertos de Estados Unidos e, incluso, han permanecido en centros de detención de inmigrantes.
Aviso del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán
Tras el conocimiento de que tres ciudadanos alemanes habían sido detenidos en su estancia en Estados Unidos y, posteriormente, deportados con destino a Alemania, el gobierno germano, a través de su Ministerio de Asuntos Exteriores, actualizó las recomendaciones de viaje para sus compatriotas que pretendan cruzar el charco. “Una condena penal en Estados Unidos, información falsa sobre el propósito de la estadía, incluso, una ligera prolongación de la estancia, pueden resultar en arresto, detención y deportación al ingresar o salir”, reza la información proporcionada por el departamento ministerial alemán.
Asimismo, en el mismo escrito, se informa de que la posesión del documento ESTA (Sistema Electrónico de Autorización de Viaje), el procedimiento automatizado que determina la elegibilidad de los visitantes para viajar a Estados Unidos bajo el Programa de Exención de Visa, no es garantía de entrada en el país. En este sentido, un portavoz del ministerio alemán declaró a Der Spiegel que “la decisión final sobre si permite o no la entrada de una persona en Estados Unidos recae en las autoridades fronterizas estadounidenses”.
“Ya nadie está seguro de venir a Estados Unidos como turista”
Los incidentes que han motivado la actualización de la recomendación de viajar a Estados Unidos por parte del gobierno alemán están relacionados con las detenciones de tres ciudadanos de nacionalidad alemana.
El primero de ellos, Fabian Schmidt, es un residente legal permanente en Estados Unidos. El teutón de 34 años fue detenido en el aeropuerto de Boston y, más tarde, trasladado al centro de detención de Rhode Island. La madre del afectado afirmó en una entrevista que su hijo fue “violentamente interrogado”, antes de que agentes de ICE -Servicio de Inmigración y Control de Aduanas- le obligasen a desnudarse y ducharse con agua fría.
Los otros dos alemanes afectados son Jessica Brösche, tatuadora de 29 años, y Lucas Sielaff, de 25 años. Ella trató de acceder a Estados Unidos a través de Tijuana (México), acompañada de una amiga estadounidense. Fue detenida y trasladada al centro de detención de Otay Mesa donde, según amigos cercanos a la joven, estuvo encerrada en régimen de aislamiento durante nueve días.
En el caso de Sielaff, él y su pareja, de nacionalidad estadounidense, llegaron a Estados Unidos el 27 de enero para, unas semanas más tarde, viajar hasta Tijuana, donde su perro fue intervenido quirúrgicamente. Ambos trataron de regresar a la ciudad natal de ella, cuando fueron interceptados por oficiales del ICE, quienes arrestaron a Sielaff, a pesar de que disponía de una visa de turista de 90 días. Al igual que Brösche, el joven germano fue traslado a Otay Mesa, donde compartió celda con otras ocho personas. Cuando fue liberado, se le ordenó regresar de inmediato a Alemania y así lo hizo el pasado 5 de marzo. Su pareja, Lennon Tyler, denunció que “lo que ocurrió en la frontera fue un abuso flagrante del poder de la Patrulla Fronteriza. Ya nadie está seguro de venir a Estados Unidos como turista”.