A día de hoy, la reina Sofía es el miembro de la realeza con mayor linaje de sangre real de Europa. Haciendo un recorrido por el árbol genealógico de la madre de Felipe VI, se encuentran doce reyes, decenas de príncipes y princesas reales y un buen montón de títulos. Son siete los linajes diferentes en los que ocupa un lugar. Y es que el historial familiar de la royal española se extiende por las casas reales de Grecia, Dinamarca, Prusia, Hannover, Sajonia, Reino Unido y Rusia.
Con un árbol genealógico tan amplio, no es de extrañar que sus miembros hayan sido protagonistas de diferentes historias. A día de hoy, son muchas las anécdotas que se conocen de la casa real griega, aunque, muchas otras aún permanecen ocultas o en el olvido. El tabloide británico Daily Mail ha traído al presente la historia de Jorge de Grecia, hermano del Rey Constantino I de Grecia, abuelo paterno de la esposa de Juan Carlos I.
De esta manera, el protagonista es el tío abuelo de la reina Sofía que, curiosamente, es tío de Felipe de Edimburgo, esposo de la reina Isabel II de Inglaterra. La historia de este familiar en común llama la atención, puesto que este tuvo una relación sentimental con su el hermano de su padre, aunque intentó mantener en el seno de la intimidad este amor imposible.
Triángulos amorosos y un incesto
Jorge de Grecia nació en el seno de la familia real helena y, como príncipe, fue educado por preceptores privados en los distintos palacios de la familia. De esta manera, su vida transcurría a caballo entre los Palacios de Sintagma y Tatoi. Todo cambió cuando tuvo 14 años, momento en el que su padre lo mandó a Dinamarca para continuar con su formación militar en el ejército naval danés.
Lo que no sabía Jorge de Grecia es que aquel desplazamiento cambiaría su vida para siempre. Siendo casi un completo desconocido para su propia familia, el joven fue recibido por su tío, Valdemar de Dinamarca, hermano de su padre, y su mujer, María de Orleans. La convivencia entre tío y sobrino empezó a ser tal que, pronto, empezó a surgir algo más allá que un cariño familiar. Pese a la diferencia de edad entre ambos, él de 14 años y Valdemar de 25, los dos empezaron una discreta relación amorosa que llegó a su fin con la muerte de este último.
Poco a poco, los dos comenzaron a compartir más tiempo juntos. Y es que Valdemar supo inculcar a su sobrino su pasión por el mar, por lo que ambos acostumbraban a navegar durante días para disfrutar de su esta afición y, además, del tiempo en pareja. No obstante, el cariño que ambos se procesaban no escandalizaba al mundo, pues eran tío y sobrino, eran dos hombres y, además, Jorge era aún un niño.
Con la idea de mantener su historia de amor en el seno de su intimidad, ambos simultanearon su vínculo amoroso con sus matrimonios. Valdemar ya estaba casado cuando conoció a Jorge, quien contrajo matrimonio cuando llegó el momento con María Bonaparte, la única hija de Rolando Napoleón. Si bien la unión de María y Jorge estaba abocado al fracaso, curiosamente funcionó porque por encima de todo ambos se profesaban una profunda amistad. De hecho, formaron una familia con la llegada de sus dos hijos, Pedro y Eugenia.
El día más triste de la vida de Jorge de Grecia fue, sin duda, el 14 de enero de 1939, cuando dio el último adiós al que fue el amor de su vida tras 56 años de relación clandestina. Jorge falleció 18 años después y, actualmente, sus restos yacen en el Palacio de Tatoi, en el cementerio familiar de la familia real griega. “Desde el día que nos conocimos, desde ese preciso instante, lo amé. Nunca tuve otro amigo que Valdemar”, confesión que Jorge le hizo a María y que esta recogió en sus diarios.
