
Irlanda es uno de los países con un fuerte legado histórico vinculado a la mitología celta, que ha dado vida a un sinfín de figuras y relatos que han perdurado a lo largo de los siglos. Entre los héroes mitológicos como Cú Chulainn, cuya estatua en Dublín es un símbolo de valentía y lucha, hasta líderes históricos como Michael Collins, un personaje muy influyente en la lucha de independencia, la isla cuenta con numerosas estatuas que rinden homenaje a las personas y criaturas que tienen una mayor conexión con la historia del país.
Aunque la mayoría de estas obras han representado el recuerdo de los hombres que han marcado la historia del país, la capital de Irlanda atesora una de las esculturas de bronce más famosas del país: Molly Malone, una joven que vendía mariscos en las calles de Dublín. No obstante, su estatua, situada en Suffolk Street, también ha sido una de las que más se ha desgastado con el tiempo debido al manoseo de los turistas. La creencia popular, o lo que quieren vender las agencias turísticas, dice que cualquier persona que le toque los pechos a la mujer tendrá buena suerte.
Este acto que ha cansado a los locales, entre los que se encuentra Tilly Cripwell, una cantante callejera, emprendió hace un año una campaña para tomar medidas contra estas acciones. La joven confesó a The Irish Times el pasado febrero de 2024 que se había cansado de ver cómo los turistas reducían a Molly Malone “a algo para cosificar, ridiculizar y burlarse”, al tocarle los pechos. Gracias a su empeño y constancia, Cripwell ha logrado sentarse a hablar con el Ayuntamiento de Dublín para que tomen en consideración su propuesta: elevar la figura de Malone para evitar que la gente la toque.
“Me afectó tanto que tuve que ponerle fin”
Ante la indignación de los irlandeses por los tocamientos a la estatua de Molly Malone, se han podido observar distintos incidentes en protesta de las acciones de los turistas. Antes de que Cripwell se pronunciase al respecto, otras organizaciones, como Empower Her Voice, realizaron operaciones para intervenir los actos de los transeúntes. La campaña, dirigida en 2023 por Esme Dunne, dejó los mensajes de “no me toques” y “manosear no trae suerte” en el suelo junto a la estatua. Las activistas obtuvieron algunas quejas por algunos hombres que “preguntaban por qué tanto alboroto, que solo era una estatua, y creemos que no lo entendieron. Es un monumento cultural y no se debería tocar”, aseguró la líder en el momento. Igualmente, ese mismo año se vieron algunas pintadas con aerosol en distintas ocasiones, con mensajes en lo que se leía “por favor no” o “7 años de mala suerte”, aunque sin mucho éxito.

No obstante, la campaña de Tilly Cripwell dos años después ha podido dar un paso más a esas propuestas. La joven de 23 años afirmó el año pasado ante The Iris Times que “mucha gente se acerca a la estatua y se siente un poco avergonzada y se ríe cuando le tocan los pechos supuestamente para buena suerte, pero realmente no piensan en por qué se avergüenzan, simplemente siguen la tradición y creen por alguna extraña razón que el acto de manosear les traerá buena suerte”. Ante la frustración que sentía, decidió lanzar una campaña que hoy puede conseguir que el Ayuntamiento esté “considerando seriamente” su solicitud de elevar la estatua y mantenerla fuera del alcance de los transeúntes, según lo que le ha comentado recientemente al Irish Independent.
La iniciativa de Tilly no se basa en unas pocas opiniones de irlandeses, sino que se expande en un gran número de personas, quienes el año pasado, con motivo del inicio de Leave Molly mAlone (Dejen a Molly Malone), dejaron clara su postura: “Creo que es un abuso de la estatua, en realidad. Quédate ahí, tómate una foto, adelante, no hay problema, todos lo hacemos, pero es un poco exagerado pensar que trae buena suerte. Creo que es una burla a la estatua, en realidad”, expresó Jim Maguire, un joven que pasa tres o cuatro veces por delante de la estatua cada día. Por su parte, Annemarie Monaghan reconoció que “es inapropiado que la gente toque el pecho de cualquier mujer, igual que lo sería si hubiera una estatua masculina como las que se ven en Roma o en algún otro lugar”. Así, Monaghan especificó: “Debería ser observado como cualquier otra reliquia histórica”.
“Me afectó tanto que tuve que ponerle fin”, explicó Cripwell en el programa Good Morning Ulster de la BBC. Para ella, “el hecho de que este icono esté inmortalizado en una estatua, pero reducido a sus pechos me parece totalmente erróneo”. Por este motivo la artista callejera no ha descansado hasta conseguir unas “reuniones productivas” con el Ayuntamiento de Dublín para que la estatua situada junto a la Iglesia de San Andrés pueda restaurarse por la notable decoloración de sus pechos, junto con una placa conmemorativa que explique su legado. “Que la mayoría de la gente le tocara los pechos para tener buena suerte, es una tradición misógina”, dijo Cripwell al considerar que si estas acciones se las hicieran al David de Miguel Ángel serían actos inapropiados y ofensivos y no “tradicionales”. Del mismo modo, se está considerando igualmente solicitar a las agencias turísticas que disuadan a los viajeros de tocar la estatua.
¿Quién fue Molly Malone?

La emblemática escultura de Molly Malone, una obra de bronce creada por la escultora Jeanne Rynhart, fue erigida por primera vez en Grafton Street en 1988. Posteriormente, fue trasladada a su ubicación actual para dar paso a la construcción de la línea de tranvía Luas. La estatua rinde homenaje a una figura legendaria de Dublín, una mujer que, según la tradición, vendía mariscos en las calles de la capital irlandesa. Aunque no está claro si Molly Malone fue una persona real o ficticia, su imagen ha llegado a simbolizar a la clase trabajadora de la ciudad.
Además, la figura de Molly Malone es también la protagonista de una popular canción tradicional que narra la historia de la hija de un pescadero que vendía berberechos y mejillones desde su carretilla. Según la letra, Molly murió de fiebre, pero regresó como un fantasma, siguiendo su ruta por las calles de Dublín. A lo largo de los años, la estatua ha sido conocida con apodos populares, y uno de los más duraderos fue “la tarta con el carrito” (“the tart with the cart”), en referencia a la suposición de que, además de ser pescadera, Molly Malone trabajaba como trabajadora sexual durante la noche, según la información de la BBC. A pesar de la controversia, la estatua continúa siendo un símbolo clave de la ciudad, celebrando tanto la historia como el folklore de Dublín.
Al ser “una de las pocas representaciones de mujeres en la cultura irlandesa”, Tilly siente una mayor molestia. “Puedes imaginarte las despedidas de soltero que vienen y, en realidad, es un comportamiento repugnante, sin importar con qué tipo de objeto o persona estés tratando”. De este modo, la artista callejera ha asegurado que después de las conversaciones con el Ayuntamiento para “repatinar y asegurar el zócalo” de la escultura, “se presentará un informe completo al Comité de Política Estratégica del consejo en abril”, añadió.