
La septicemia, también conocida como sepsis o envenenamiento de la sangre, es una condición médica que se puede desarrollar cuando el cuerpo intenta combatir una infección severa, tal y como detalla la Clínica Universidad de Navarra. Esta respuesta a la infección puede provocar que el cuerpo se inflame, pudiendo formar así coágulos de sangre y bloqueos del flujo sanguíneo, que pueden desencadenar en una disminución en el flujo de sangre y oxígeno a los órganos vitales como el corazón y el cerebro.
Es preciso tener en cuenta que cualquier infección puede derivar en una septicemia, ya sea causada por virus, bacterias, hongos u otros microorganismos. En el caso de que avance, se puede convertir en un choque séptico, es decir, una disminución en la presión arterial que puede dañar los pulmones, los riñones, el hígado y otros órganos. Si el daño es grave, podría llevar a la muerte.
Según indica la Organización Panamericana de la Salud (OPS) cada año 31 millones de personas sufren un episodio de sepsis en todo el mundo, de ellas aproximadamente 6 millones acaban muriendo a causa del cuadro.
Cuáles son los síntomas de la septicemia
Los síntomas de la septicemia, según explica la web de Mayo Clinic, pueden incluir:
- Cambio en el estado mental
- Respiración superficial y rápida
- Sudoración sin motivo aparente
- Aturdimiento
- Escalofríos
- Síntomas específicos al tipo de infección, como micción dolorosa cuando hay una infección de las vías urinarias o tos que empeora cuando hay neumonía
Las señales de esta afección no son específicos ni universales, por lo que pueden variar de una persona a otra.
Síntomas del choque séptico
En el caso de que la septicemia avance y se convierta en un choque séptico, los síntomas son los siguientes:
- No poder estar de pie.
- Somnolencia profunda o dificultad para permanecer despierto.
- Cambio brusco del estado mental, como confusión extrema.
Causas de la septicemia
Cualquier tipo de infección puede derivar en una septicemia si no se controla. No obstante, hay algunas más proclives que otras a desembocar en ella, como la neumonía, las infecciones abdominales, las infecciones renales y la bacteriemia. A pesar de que los virus, los hongos y los microorganismos sean desencadenantes, hay que prestar especial atención a las bacterias, según mencionan en el portal de Vivolabs.
Cuando se sufren ciertas infecciones graves, las bacterias liberan toxinas que activan ciertas células del sistema inmunitario —que son las encargadas de generar sustancias como las citoquinas que desencadenan una respuesta inflamatoria—. Aunque la liberación controlada ayude a liberar el cuadro, también tiene efectos secundarios como la disminución de la presión arterial o favorecer la formación de coágulos. Estos son los factores de riesgo para padecer una septicemia:
- Ser mayor de 65 años o ser muy pequeño
- Estar embarazada
- Tener diabetes mellitus, cáncer, leucemia, cirrosis hepática y otras condiciones que causen inmunosupresión
- Estar ingresado en un hospital y tener un catéter intravenoso, sonda vesical, prótesis y otros elementos
- Hacer uso de drogas intravenosas
Cómo se diagnostica la sepsis
No existe un criterio único para identificar la sepsis, pero el análisis de sangre suele ser una de las primeras pruebas que se realizan. Este estudio confirma o descarta la presencia de bacterias en la sangre, alteraciones en la coagulación, disfunción hepática o renal, niveles anómalos de oxígeno en sangre y desequilibrios electrolíticos, entre otros parámetros.
Además, se pueden realizar otras pruebas de diagnóstico como radiografías, ecografías, resonancias magnéticas o tomografías computarizadas (TAC), para ayudar a localizar focos de infección y evaluar posibles daños en órganos y sistemas.
Cuál es el tratamiento de la sepsis
Para tratar una septicemia, los médicos brindarán al paciente antibióticos, oxígeno y líquidos intravenosos, medicamentos para subir la presión arterial y abordarán la fuente de infección. Mientras la persona afectada se recupera, sentirá cansancio, dolores corporales y falta de aliento. Asimismo, se encontrará deprimido, ansioso o confundido.