
Los gatos siempre han sido conocidos por su naturaleza independiente y su comportamiento misterioso. Uno de los grandes misterios es su relación con el agua, donde existen muchas historias acerca de la peligrosa situación de bañar a un felino. Y visto su temperamento asustadizo y temeroso, es fácil pensar que no congenian.
Al fin y al cabo, el agua es un elemento que genera reacciones en ellos, en su pelaje, en su piel y en su temperatura corporal. Y eso, de por sí, puede ser un factor suficiente para justificar su habitual rechazo y entender por qué a los gatos no les gusta el agua.
No obstante, Sanicat, una marca experta en arenas para gatos y bienestar felino, ha querido profundizar en este aspecto, descubriendo que el 40% de las personas aún creen que a los gatos no les gusta el agua, por lo que este mito sigue permaneciendo en buena parte de la población.
Desconfianza por extrañeza o desconocimiento
La idea que asocia a los gatos con el rechazo al agua ha perdurado a lo largo del tiempo. Pero lo cierto es que no es exactamente así. Cabe destacar que la mayoría proviene de Medio Oriente, un territorio predominantemente desértico en el que el acceso al agua es escaso.
Es por eso que la desconfianza en el agua por parte de la mayoría de los felinos está muy latente. A media que fueron domesticados e interactuaron con otras zonas en las que el agua era un elemento común, su carácter curioso los predispuso a acercarse a ella.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que todavía muchos felinos continúan mostrando desinterés o incomodidad frente al agua.
Afortunadamente, no se trata de un hecho generalizado, y la realidad es que algunos otros pueden llegar a disfrutar de ella. Es más, algunas razas como el Van turco son considerados grandes nadadores.
Por qué a los gatos no les gusta el agua
Hay que tener en cuenta que los gatos son seres limpios por naturaleza. Ellos no asocian el baño a una forma de mantener la higiene en su piel o su pelo.
Los felinos cuentan con un tipo de saliva que elimina la grasa, y de una lengua que tiene una textura que facilita que pueden acicalarse, deshaciéndose de la posible suciedad de su cuerpo, sin necesidad de pasar por el grifo.
Además, el pelaje se podría considerar como uno de los principales motivos por los cuales a algunos gatos no les gusta mojarse. La capa de pelo de los gatos es densa y aislante, cosa que les ayuda a regular su temperatura corporal, por lo que cuando se moja, pierde su capacidad de aislante y puede ser incómodo para ellos, han señalado desde Sanicat.
Otro factor son las posibles experiencias negativas que hayan podido tener. Si un gato ha experimentado una mala vivencia con el agua, como un baño forzado o una inmersión incómoda, es probable que se desarrolle una aversión a ella.

Consejos prácticos
A raíz de esta compleja relación, Sanicat ha elaborado una serie de recomendaciones con las que cuidar la higiene de los gatos para mantener la limpieza sin necesidad de que tengan que estar constantemente pasando por el baño.
En primer lugar, el cepillado es una base fundamental en la rutina de higiene de un gato. Aunque suelen usar la lengua para acicalarse por sí mismo, a veces, necesitan ayuda para que no se acumulen nudos y bolas de pelo.
Además del cepillado, es importante crear una rutina de limpieza que complemente su aseo. Por ejemplo, toallitas diseñadas para gatos o limpiar su caja de arena. Asimismo, además de la higiene personal, es crucial mantener limpio su entorno, incluyendo cama, juguetes, las zonas donde puede pasar mayor tiempo o sus rascadores, entre otros.
Por último, desde Sanicat han destacado que, en general, bañar a un gato suele ser innecesario, pero existen casos en los que sí es recomendable, como si se ensucia en exceso o sufre algún problema en la piel.