El Ejército quiere iniciar este 2025 con la renovación de su poder de fuego: en búsqueda del sustituto del obús M109

Entre los planes del Ejército de Tierra figura adquirir 145 obuses autopropulsados. El proyecto, sin embargo, aún no cuenta con financiación

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Obús M-109 del Ejército de
Obús M-109 del Ejército de Tierra español desplegado en Letonia bajo bandera de la OTAN (EMAD)

Con el anuncio de una mayor inversión en defensa, todas las ramas de las Fuerzas Armadas han sacado a relucir distintos programas de adquisición de armamento confeccionados, varios de ellos, desde hace muchos años. Es el caso, por ejemplo, del Ejército de Tierra, que espera en este año dar inicio al máximo número de proyectos, entre ellos, la renovación y modernización de su Artillería.

En este sentido, uno de los principales objetivos de la fuerza terrestre es el reemplazo de sus antiguos obuses autopropulsados M109, tal como se señala en un artículo sobre los retos para 2025 publicado en el último número de la revista Ejército. Las primeras unidades de este material de fabricación estadounidense fueron recibidas hace más de medio siglo, en 1970.

La actualización de su poder de fuego es una de las prioridades del Ejército español, especialmente, después de que la Artillería ha demostrado ser un arma esencial y de gran eficacia a lo largo de estos tres años de guerra en Ucrania. El plan que barajan en el Palacio de Buenavista para sustituir los M109, dado a conocer el año pasado, implica la compra de una nueva flota de 145 obuses autopropulsados: 109 sobre cadenas y 36 sobre ruedas, modelo este último del que España no dispone a día de hoy.

Además, las nuevas unidades deberían ser de calibre de 155 milímetros, su cañón tendría que oscilar entre 47 y 52 de calibre y el alcance superar los 40 kilómetros. En la actualidad, el Ejército posee 90 obuses M109 en activo y, desde 2022, seis de estos se encuentran desplegados en Letonia, bajo bandera de la OTAN.

Cada unidad presenta un peso de 24,5 toneladas y su tubo lanzador mide poco más de seis metros de largo. Además, tiene una autonomía de 345 km, alcanza velocidades de 56 km/h y sus proyectiles pueden destruir blancos ubicados hasta los 30 km de distancia. Al comienzo de esta década, los M109 fueron modernizados con el recambio de sus tubos, de segunda mano y procedentes de Estados Unidos.

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Nuevos lanzacohetes

El programa artillería que sí ya se ha iniciado es el llamado proyecto Silam, mediante el cual el Ejército debería contar nuevamente con un sistema para lanzar cohetes, capacidad de la que carece desde la retirada de servicio del Teruel, en 2011. Fue en diciembre de 2023 cuando Defensa contrató a las empresas españolas Escribano y Expal -propiedad esta última de la alemana Rheinmetall- el desarrollo y compra de 12 unidades de un nuevo lanzacohetes por valor de 700 millones de euros.

La propuesta que presentaron las dos firmas se basa en el sistema israelí Puls, fabricado por la compañía Elbit Systems, montado en un camión 8x8. El plan implica la fabricación por parte de Escribano de la mecánica, hidráulica y electrónica del lanzador; mientras que Expal será responsable del desarrollo de la munición.

En total, el departamento que lidera Margarita Robles prevé adquirir 680 cohetes: 288 con alcance de 35 km; 112 de hasta 150 km; 64 cohetes capaz de impactar hasta los 300 km; y 216 cohetes de entrenamiento con alcance de entre siete y 15 km. No obstante, este programa ya arrastra retrasos dado que las compañías han incumplido el acuerdo de suministrar el prototipo del nuevo sistema el pasado diciembre.