El Congreso de los Diputados ha dado un paso crucial en la lucha por la seguridad vial en España al aprobar la toma en consideración de una proposición de ley presentada por el PSOE. La iniciativa busca reducir la tasa máxima de alcohol permitida para los conductores a 0,1 miligramos por litro de aire aspirado, lo que equivale a 0,2 gramos por litro en sangre.
Este cambio, que alinea a España con países como Estonia, Noruega, Polonia y Suecia, ha superado su primer trámite parlamentario con el respaldo de los socios del Ejecutivo y la abstención del Partido Popular.
La propuesta del PSOE tiene como objetivo principal reducir los accidentes de tráfico relacionados con el consumo de alcohol. Actualmente, la normativa española permite una tasa de hasta 0,25 miligramos por litro de aire aspirado (0,5 gramos por litro en sangre), pero los socialistas consideran que esta cifra debe ser revisada para garantizar una mayor seguridad en las carreteras.
Según el portavoz del PSOE, Manuel Arribas, “no se trata de beber poco, sino de no beber nada al volante”. Arribas defendió la medida como una cuestión de responsabilidad y subrayó que no debería generar divisiones ideológicas entre los grupos parlamentarios.
El respaldo científico detrás de la propuesta
Durante su intervención en el Congreso, Arribas destacó estudios científicos que respaldan la necesidad de esta reforma. Según estos análisis, los conductores con una tasa de alcohol en sangre de entre 0,1 y 0,5 gramos tienen tres veces más probabilidades de verse involucrados en accidentes mortales.
Este dato refuerza la urgencia de adoptar medidas más estrictas para proteger tanto a los conductores como a los peatones. “La seguridad vial no entiende de colores políticos”, afirmó el portavoz socialista, apelando a la unidad de los legisladores en torno a esta causa.
Además de la reducción de la tasa de alcohol permitida, la proposición de ley incluye una medida adicional: la prohibición de difundir información sobre la ubicación de los controles policiales en redes sociales. Según informó El Confidencial, esta disposición busca evitar que los conductores puedan eludir los controles de alcoholemia, una práctica que compromete la eficacia de las medidas de seguridad vial y pone en riesgo a la población.
Entrada en vigor y evolución
La votación en el Congreso se saldó con 177 votos a favor, 32 en contra y 135 abstenciones. Aunque el bloque de investidura respaldó la propuesta, el Partido Popular optó por abstenerse, mientras que los diputados de Vox se posicionaron en contra. Este resultado refleja un apoyo mayoritario a la iniciativa, aunque también evidencia ciertas discrepancias entre las fuerzas políticas. El partido de Sánchez confía en que el debate parlamentario permita alcanzar un consenso más amplio en las próximas etapas del proceso legislativo.
Con esta propuesta, España se acerca a los estándares de seguridad vial de otros países europeos que ya han adoptado límites más estrictos en cuanto al consumo de alcohol al volante. En Estonia, Noruega, Polonia y Suecia, la tasa máxima permitida es de 0,2 gramos por litro en sangre, una cifra que ha demostrado ser efectiva para reducir los accidentes de tráfico. Según publicó El Confidencial, el PSOE considera que esta medida no solo mejorará la seguridad en las carreteras, sino que también contribuirá a salvar vidas.
Tras superar este primer trámite, la proposición de ley deberá ser debatida en las comisiones parlamentarias antes de regresar al pleno del Congreso para su aprobación definitiva.
El PSOE espera que el texto reciba el visto bueno del Senado sin modificaciones significativas, lo que permitiría su entrada en vigor en un plazo relativamente corto. Mientras tanto, el debate público sobre la medida continúa, con opiniones divididas entre quienes la consideran un avance necesario y quienes cuestionan su impacto real en la seguridad vial.
La DGT todavía no ha anunciado una fecha definitiva porque primero necesita el visto bueno de las cámaras alta y baja, pero se espera que ocurra a lo largo de 2025. La iniciativa del PSOE envía un mensaje contundente a la sociedad: la única forma de garantizar la seguridad en las carreteras es eliminar por completo el consumo de alcohol antes de conducir.
