Qué es el trastorno de evitación experimental, la obsesión por evitar el sufrimiento

Esta condición psicológica de reprimir los pensamientos o sensaciones negativos puede intensificar el malestar

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Consulta de psicología (Shutterstock)
Consulta de psicología (Shutterstock)

Los hedonistas estarán de acuerdo: el fin último de cada persona es la búsqueda del placer. Y aunque es evidente que todos queremos ser felices y no sentir dolor, huir del sufrimiento puede traer consigo una serie de consecuencias negativas. Es lo que se conoce como el trastorno de evitación experiencial.

Esta condición de salud mental, descrita por el psicólogo clínico Nahum Montagud Rubio, se caracteriza por la evitación de experiencias, pensamientos, emociones o sensaciones desagradables. En lugar de aceptar estos estados de ánimo, la persona centra sus esfuerzos en alejarse de ellos o suprimirlos. Sin embargo, este intento constante de huida impide que se viva plenamente y disfrute de las experiencias positivas, ya que está atrapada en la búsqueda infructuosa de eliminar por completo el malestar.

En esencia, la evitación experiencial implica una lucha constante por no sentir o pensar en aquello que genera incomodidad. Es importante aclarar que no todo comportamiento de evitación es necesariamente patológico. De hecho, evitar situaciones que resulten desagradables o peligrosas puede ser un mecanismo adaptativo y útil para la supervivencia, explica el psicólogo.

El problema surge cuando esta evitación se convierte en una estrategia predominante para afrontar la vida y tiene un impacto negativo significativo en el bienestar emocional y físico de la persona. Cuando el costo de evitar el malestar es mayor que el malestar mismo, la evitación experiencial deja de ser funcional y se convierte en un problema psicológico. Esta forma de afrontamiento puede proporcionar un alivio a corto plazo, pero con el tiempo, intensifica el sufrimiento y limita la capacidad de la persona para disfrutar de la vida y alcanzar sus metas personales.

En situaciones cotidianas, todos los seres humanos utilizamos la evitación como una estrategia de afrontamiento. Por ejemplo, evitamos situaciones peligrosas o incómodas para protegernos. No obstante, en el trastorno de la evitación experiencial, esta conducta va más allá de una respuesta adaptativa y se convierte en un patrón rígido e inflexible que genera más sufrimiento.

Síntomas del trastorno de la evitación experiencial

Para comprender mejor este trastorno, se han identificado una serie de criterios diagnósticos que permiten detectar si una persona está atrapada en un patrón de evitación disfuncional. Estos criterios incluyen los siguientes, según Montagud Rubio:

  1. Presencia constante de sentimientos de malestar: la persona experimenta emociones negativas recurrentes y persistentes que no logra gestionar de manera adecuada.
  2. Obsesión por controlar el malestar: gran parte del tiempo y la energía se dedican a intentar suprimir o controlar los pensamientos y sentimientos negativos.
  3. Esfuerzos excesivos por evitar sensaciones desagradables: se adoptan conductas rígidas para huir de experiencias internas incómodas, aunque estas acciones interfieran con la vida cotidiana.
  4. Creencia de que no se puede disfrutar mientras exista malestar: la persona asume que no podrá experimentar felicidad o bienestar hasta eliminar por completo las emociones negativas.
  5. Postergar la vida hasta sentirse bien: se posponen actividades importantes, como socializar, estudiar o trabajar, hasta sentirse emocionalmente estable.

Cuando una persona está atrapada en un ciclo de evitación, su calidad de vida se deteriora significativamente. La consecuencia más común es que se da una mayor conciencia del malestar, en la que, irónicamente, al intentar controlar o suprimir las emociones negativas, estas se vuelven más intensas y difíciles de ignorar.