El ‘poeta del amor’ que abandonó a su hija de dos años por ser “como una vampiresa de tres kilos”: “Es un ser perfectamente ridículo”

El escritor, que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1971 con 67 años, se negó a pagar una mensualidad de 100 dólares para su hija

Guardar
El escritor que abandonó a
El escritor que abandonó a su hija con dos años (Montaje Infobae, Wikimedia Commons, @patriciafedez)

En la historia del arte se han consagrado numerosos escritores, pintores y músicos de los que todos hemos escuchado hablar o hemos tenido que estudiar alguna vez. En esos momentos se suele separar la vida del autor de su obra y se analiza a esa figura a partir de sus creaciones. De esta manera, cuando salen a la luz acciones, pensamientos ideológicos o relaciones pueden sorprender desmedidamente a sus seguidores. Por este motivo, hay personas como Patricia Fernández (@patriciafedez), poeta, periodista y creadora de contenido del “salseo cultural” y defensora de los Derechos Humanos, que hablan sobre curiosidades y anécdotas de algunos referentes históricos.

En uno de sus últimos vídeos, Patricia ha relatado una de las historias más tristes de uno de los poetas más reconocidos a nivel mundial y que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1971 con 67 años: Pablo Neruda. La academia le otorgó el galardón por su poesía, caracterizada por una gran fuerza lírica que da vida al destino y los sueños de un continente. En su discurso destacó su compromiso con la justicia social, recordando su experiencia como diplomático y su apoyo a la lucha política en América Latina.

No obstante, el escritor se desentendió de su mujer, María Antonieta (Maryka Hagenaar), y de su hija, Malva Marina, en 1936, poco después del inicio de la guerra civil española. Desde entonces no volvió a saber más de ellas, pues Neruda decidió seguir su vida y se casó en dos ocasiones más: una en 1943 con Delia del Carril y otra en 1966 con Matilde Urrutia. Pero ¿por qué dejó a su hija cuando a penas tenía dos años?

La llegada de Pablo Neruda a Madrid y su acercamiento a la Generación del 27

Pablo Neruda llegó a Madrid en junio de 1934, tras haber sido designado cónsul de Chile en reemplazo de la poeta Gabriela Mistral. Su llegada coincidió con un período de efervescencia literaria y política en España. Gracias a la mediación de Federico García Lorca, el poeta chileno entabló relación con figuras destacadas de la Generación del 27, como Vicente Aleixandre, Miguel Hernández y María Teresa León. Poco después, publicó en la capital española Residencia en la tierra y conoció a Delia del Carril, una argentina rica y vinculada al Partido Comunista Francés, con quien iniciaría un romance que marcaría su vida.

Mientras Neruda se integraba en el ambiente cultural madrileño, su esposa dio a luz a su única hija, Malva Marina. Sin embargo, la relación entre ambos se deterioró rápidamente. El 12 de octubre de 1936, el poeta participa en un homenaje en Cuenca donde lee uno de sus textos más emblemáticos: Canto a las madres de los milicianos muertos, admirable y conmovedor. Un mes después, en plena Guerra Civil, y en contraste con la sensibilidad que mostró por las madres españolas, Neruda abandonó a Maryka y a su hija, a quienes nunca más volvería a ver.

De este modo, tras su separación de Maryka, Neruda partió con Delia del Carril, primero a Barcelona y posteriormente a París, iniciando así su alejamiento definitivo de su primera esposa e hija. Más tarde, e inspirado por los acontecimientos bélicos y el asesinato de García Lorca, publicó España en el corazón, reflejando su compromiso político. Desde ese momento, su historia personal quedó marcada por omisiones y silencios sobre su primera familia, con el respaldo de círculos literarios y del Partido Comunista chileno.

El escritor “sentía vergüenza” de Malva María

El escritor que abandonó a
El escritor que abandonó a su hija con dos años (Montaje Infobae, @patriciafedez)

La historia de Malva Marina fue efímera, triste y con numerosas dificultades. La única descendiente de Pablo Neruda fue desplazada por su padre al nacer con hidrocefalia, “una condición neurológica que provocó, entre otras cosas, un engrandecimiento de su cabeza”, ha indicado Fernández en su publicación. El “poeta del amor sentía vergüenza” por su descendiente y en una de sus cartas “a su amiga Sara Tornú se refirió a la niña como vampiresa de tres kilos”.

En el escrito que le envía a su amiga argentina relata cómo fueron una de las primeras semanas de vida y más complicadas para la familia: “La chica se moría, no lloraba, no dormía, había que darle comida con sonda, con cucharita, con inyecciones y pasábamos las noches enteras, el día entero, la semana, sin dormir, llamando médico, corriendo a las abominables casas de ortopedia donde venden espantosos biberones, balanzas, vasos medicinales, embudos llenos de grados y reglamentos. Tú puedes imaginar cuánto he sufrido”.

En su correspondencia incluso escribió: “Mi hija, o lo que yo denomino así, es un ser perfectamente ridículo, una especie de punto y coma”. Tal vez lo más desolador es que “se compadecía de sí mismo por su sufrimiento”, indica Patricia. Una de las cosas más desoladoras es que su padre nunca le dedicase unas palabras en algún texto, cuando sus compañeros de profesión y amigos sí que lo hicieron. Vicente Aleixandre narró el momento en el que la conoció y su final: “cabeza feroz, crecida sin piedad, sin interrupción, hasta perder su destino...”. Por su parte, ​Federico García Lorca le dedicó un poema donde expresa el afecto por la niña y su deseo por que alcance el bienestar. En sus letras se la imagina como un “delfín de amor sobre las viejas olas” y le ofrece un “ramo de sal y amor, celeste lumbre”.

Pero el afecto que podía sentir su amigo granadino, no sucumbió al chileno. Así, Patricia Fernández ha explicado que “tarda dos años en abandonar a la niña y a la madre por su amante” y al igual que ignora la educación o el bienestar de estas, Neruda se despreocupa por cualquier compensación económica. De hecho, el poeta de Residencia en tierra “no pasó ni un duro para ayudar a María Antonieta con los gastos de la niña, quien al borde de la pobreza se vio obligada a darla en adopción” a la iglesia de Christian Science de La Haya. Así lo expresó también el periodista Antonio Reynaldos, quien destacó que en mitad de la crisis de la Segunda Guerra Mundial, Maryka se vio en la necesidad de trabajar por no poder mantener a su hija.

El escritor que abandonó a
El escritor que abandonó a su hija con dos años (Montaje Infobae, Wikimedia Commons)

Aunque la niña se quedó al cuidado del matrimonio Hendrik Julsing y Gerdina Sierks, la madre siempre la visitaba al menos un mes al mes en Gouda para aportar la mensualidad de 100 dólares que Neruda se negó a pagar. Desafortunadamente, “Malva Marina muere a los ocho años en los Países Bajos y cuando Neruda se entera por un telegrama en México, no se dignó a responder”, ha relatado Fernández.

Además, la creadora de contenido ha asegurado que “la niña no es mencionada en sus memorias. No le dedica un solo verso, aquel que fue el poeta del amor y que escribió sobre el sufrimiento de las madres de la guerra Civil en España”, algo sin duda verdaderamente trágico. Igualmente, Patricia Fernández ha aprovechado su publicación para denunciar que “durante todos estos años ha habido un silencio absoluto para blanquear la imagen de Neruda, tanto por la esfera intelectual”. Por lo que ha señalado que “no está de más conocer la personalidad del poeta del amor”.