El primer ministro británico, Keir Starmer, saluda al presidente de Francia, Emmanuel Macron. (AP/Christophe Ena)El presidente estadounidense, Donald Trump, está logrando, aunque inconscientemente, lo que durante años parecía imposible: reconectar a Reino Unido con la Unión Europea. El movimiento que tomó Trump de abandonar y presionar a Ucrania y alinearse con Rusia ha empujado al premier Keir Starmer a colaborar de manera mucho más activa con Europa en temas de Defensa y Seguridad.
Trump mantiene su idea de acabar la guerra cuanto antes, un asunto que ya ha conseguido resucitar al eje franco-británico ante la posibilidad de que un acuerdo “precipitado” beneficie a Putin. Y es que el dirigente laborista, junto a su homólogo francés, Emmanuel Macron, han impulsado la llamada “coalición de voluntarios”, un grupo de cada vez más países occidentales dispuestos a seguir ayudando a Kiev y presionar a Moscú para garantizar un acuerdo “justo y duradero”. Precisamente, los dos dirigentes han puesto sobre la mesa de debate la opción de desplegar tropas sobre el terreno como parte de una misión de paz para monitorizar el cumplimiento de los acuerdos en caso de que Kiev y Moscú acepten el acuerdo.
Pero hasta qué punto seguirá acercando posturas en otras políticas con sus antiguos compañeros de clase es todavía incierto y prematuro. Por una parte, dependerá de las decisiones que tome el magnate republicano tanto en Ucrania como en las relaciones comerciales con Londres; por la otra, los británicos saben que un mayor acercamiento conllevaría retomar un debate político que lleva años congelado y que por ahora nadie en Londres está dispuesto a revivir.
“La persona de a pie recuerda el Brexit y el debate previo como una época muy, muy mala, cuando los partidos estaban divididos internamente, la gente se odiaba y los vecinos y las propias familias se enfrentaban entre sí. Ahora mismo no hay un gran apetito por volver a sacar ese tema”, afirma el experto británico y profesor de política exterior estadounidense en la Universidad de Leiden, Andrew Gawthorpe.
Desde el número 10 de Downing Street, se insiste en que no hay necesidad de “elegir entre sus aliados”, sino todo lo contrario: quiere mostrarse como el puente de diálogo entre ambas orillas del Atlántico. Los británicos confían en que sus lazos históricos con la administración estadounidense le puedan excluir de los aranceles: en una reunión entre ambos dirigentes en la Casa Blanca, Trump llegó a admitir que la relación era “más justa” que la que EEUU tenía con la UE.
Gawthorpe apunta que esto explica por qué Londres se ha desmarcado de la guerra arancelaria entre Washington y Bruselas, que comenzó con los aranceles al acero y aluminio europeo. Además, Starmer confía en culminar el acuerdo de libre comercio entre EEUU y Reino Unido, pero, vistos los bandazos de Washington, no parece que vaya a llegar a buen puerto.
Si bien Starmer trata de sacar el lado bueno de las negociaciones de paz que Trump mantiene con Putin, existen menos esperanzas puestas en el escenario del día de después, y Trump ya se ha molestado en hacerle saber que Europa se tiene que hacer cargo de su propia seguridad. “Ahora hay una aceptación mucho más amplia en Reino Unido de que hay una necesidad de una mayor cooperación en Defensa y Seguridad con países europeos. Incluso los conservadores están a favor de eso”, afirma Gawthorpe, que asegura que Reform UK, el partido más euroescéptico liderado y fundado por el populista Nigel Farage, se ha mostrado crítico con Trump y, por el momento, “no se está quejando demasiado de Europa”.
Starmer se une a Macron en la conmemoración del Día del Armisticio en París
Pero el profesor insiste en que, de momento, no tiene la impresión de que esto esté cambiando muchas opiniones sobre la cooperación económica con Europa o la reintegración. “Eso sigue siendo algo de lo que la mayoría de la gente en la política británica simplemente no quiere hablar”, subraya. Además, en un momento en el que se acercan elecciones locales, hay mucho miedo a dar alas a la derecha populista: “Starmer está muy preocupado por perder más votos en favor de Reform UK en las próximas elecciones”. Explica que la mayor evidencia de esto es que el laborista, el mismo que prometió hace unos meses “reiniciar” las relaciones con Bruselas, rechazó en enero un simple acuerdo de movilidad juvenil propuesto por la Comisión Europea, que permite otorgar permisos limitados de trabajo o estudio.
Anand Menon, director del think tank Uk in a Changing EU, desliza un escenario que no invita a la confianza de los europeos: que ocurra todo lo contrario y que la agresividad de Trump con la UE aleje aún más a Europa del Reino Unido.
”Reino Unido está tratando de alinearse con Estados Unidos cuando se trata de cosas como la regulación tecnológica. Y existe el peligro de que eso realmente irrite a las personas en la Unión Europea. Es decir, que haya voces que empiecen a decir: ‘¿De qué lado estás?‘“, comenta. ”Reino Unido se encuentra en una posición única, porque estamos atrapados entre la UE, que es nuestro mayor socio comercial, y Estados Unidos, que es nuestro socio de seguridad más cercano”, agrega.
Gawthorpe recuerda que, a pesar de las evidencias que indican que el Brexit fue económicamente perjudicial para Reino Unido, al final del día el motivo principal para inclinar la balanza hacia la independencia fue frenar la inmigración y retomar la soberanía. “Creo que los políticos están muy lejos de dirigirse al pueblo británico para argumentar que necesitamos reintegrarnos con Europa porque es bueno para la economía”, sentencia.