
“No es fácil”. Así resume David Morenas Vega el hecho de dejar de ser militar y tener que buscarse la vida, tras 19 años y medio de servicio, en el mercado civil. “La forma de trabajar y la mentalidad es muy distinta”. Junto a más de 9.000 personas, Morenas es un reservista de especial disponibilidad (RED), nombre que recibe el personal de la Tropa que debe abandonar las Fuerzas Armadas al cumplir 45 años. “A día de hoy todavía me cuesta no sentirme militar. Pero vamos, yo soy una excepción”, afirma. Sabe que es un afortunado dentro de este colectivo, dado que sus conocimientos en ciberseguridad, especialidad que desempeñó hasta su baja en el Regimiento de Transmisiones Estratégicas 22, le han facilitado una salida laboral. Sin embargo, el 60% de los RED están en el paro.
Morenas, quien dejó el servicio activo hace tres años, asegura que los expertos en ciberdefensa dentro del Ejército no superan el centenar y que muchos de ellos ya han alcanzado la edad límite para seguir sirviendo a la patria. “El Ministerio de Defensa se ha quedado sin el personal que estábamos haciendo esas tareas y además le está costando sustituirlo”, señala. De hecho, el exmilitar ha fundado, junto a otros excompañeros de su misma especialidad técnica, una compañía de ciberseguridad hace cinco meses. “Ahora somos socios, justamente, porque nos cuesta un poco adaptarnos a los ritmos de trabajo de las empresas y estamos más cómodos trabajando entre nosotros”, explica a Infobae España.
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Entre las razones principales de esta dificultad de encontrar empleo de los RED —y que así puedan complementar la asignación de 725,91 euros brutos que perciben hasta los 65 años—, las asociaciones profesionales de militares destacan la imposibilidad de homologar en el ámbito civil las titulaciones obtenidas ni los cursos realizados durante sus años en las Fuerzas Armadas. Moranes, por ejemplo, pese a haberse formado como especialista de telecomunicaciones en el Ejército de Tierra, carece de un título de grado medio que lo acredite por temas de convalidaciones. “En teoría, la Tropa deberíamos salir todos con un título de grado medio, pero no son capaces de conseguir que el Ministerio de Educación nos lo convalide”, subraya.
“En el caso de la Armada, a diferencia del Ejército de Tierra, para la obtención de un título de técnico militar hay que ser cabo primero, no lo pueden obtener los soldados”, explica a este medio Raúl Leal, quien durante “18 años, tres meses y un día” formó parte del Cuerpo de Infantería de Marina y ahora tiene un contrato de seis meses en una empresa de seguridad privada. “Por eso, para la obtención de mi tarjeta de identidad profesional de vigilante de seguridad, tuve que hacer unas certificaciones porque, después de casi 20 años como policía naval, la Armada se negaba a darme el título de Técnico Militar de Seguridad y Defensa por ser soldado”, relata.
“Encontrar empleo con esta edad es imposible”, sostiene Leal, de 48 años, que al dejar las Fuerzas Armadas estuvo un año en el paro y luego trabajó tres meses en la pyme de su esposa para, más tarde, hacer una sustitución en la misma empresa que ahora lo ha contratado a tiempo parcial por seis meses. “El personal que reside en Madrid, Cataluña o País Vasco lo tiene más fácil, pero hay regiones como Andalucía, y especialmente, como en mi caso, en la provincia de Cádiz, donde hallar trabajo es una quimera”, insiste.
A los soldados españoles se les comunica su cese por edad del Ejército un día antes de sus cumpleaños. “También causas baja del Instituto Social de las Fuerzas Armadas y te pegas toda una semana moviendo papeles en la Seguridad Social para poder inscribirte en el sistema de salud de la comunidad autónoma correspondiente; debes desplazarte hasta la Subdelegación de Defensa para tramitar la asignación de RED y luego también ir al SEPE para solicitar la prestación por desempleo”, detalla Leal. “Es triste verse en el paro tras dedicar todos tus años de juventud a las Fuerzas Armadas”.
La “decepción” de los soldados más jóvenes
En el contexto actual, el debate sobre incrementar el presupuesto en materia de Defensa también ha puesto sobre la mesa la necesidad de aumentar la cantidad de efectivos de las Fuerzas Armadas, especialmente en la escala más baja, lo que inevitablemente pasa por hacer más atractiva la carrera militar. Juan tiene a su hijo de 25 años en el Ejército de Tierra, en concreto “en una unidad de ingenieros”, y el joven ya comienza a ver algunas de las cosas que denuncian tanto Morenas como Leal. “En mi hijo y el entorno que lo rodea existe el descontento y la decepción de quien desea, sin querer llegar a ser general, desarrollar su vida profesional en el Ejército, pero descubre que tiene fecha de caducidad”, cuenta Juan a este medio.
En los últimos años, el departamento que lidera Margarita Robles ha incrementado a 1.000 el número de plazas ofrecidas cada año para que el personal de la Tropa adquiera la condición de militar de carrera, cifra que, de todos modos, continúa condenando a muchos soldados a causar baja a los 45 años. “El 50% de los compañeros de la unidad de mi hijo ya se están cuestionando su futuro”, asegura Juan. “Él lleva muy poquito tiempo en el Ejército, van a ser cuatro años, pero hay jóvenes que después de la firma de los primeros compromisos ya están formándose para opositar a la Guardia Civil”.