
La hostelería en España atraviesa una crisis laboral cada vez más evidente. Los trabajadores del sector, cansados de largas jornadas, sueldos bajos y precariedad laboral, han comenzado a denunciar públicamente los abusos a los que se enfrentan a diario.
Uno de los mayores referentes en este sentido es Jesús Soriano, conocido en redes sociales como 'Soy Camarero'. El expone a diario testimonios y situaciones que reflejan la realidad del sector. Sus publicaciones han servido para visibilizar las dificultades que enfrentan sus compañeros de profesión, generando debate sobre la necesidad de cambios en la industria.
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Recientemente, un nuevo caso ha vuelto a poner el foco en los abusos a los que se enfrentan camareros y camareras.

La última denuncia de ‘Soy Camarero’
Al llegar al bar ya estaba esperando el jefe con el despido “disciplinario”, estas han sido las palabras que Jesús Soriano ha escogido para ilustrar un nuevo abuso laboral. Una vez más, el influencer ha acompañado esta historia con una captura de pantalla.
En ella, se ve una conversación en un grupo de WhatsApp de compañeros de trabajo. En la primera parte parece que todo son buenas noticias. Sin embargo, de pronto la protagonista del relato quiere marcar un límite. “Pues yo pido encarecidamente que a mí, si me pone de mañana que sea con alguien que esté dispuesto a utilizar cocina, yo no voy a utilizar los fogones”, escribe. Ante esta afirmación, el que parece ser su jefe, decide preguntarle por qué. Y ella responde. “Pues porque no es mi trabajo, yo soy camarera. A mí no me puedes poner a hacer una tortilla o cosas que requieran fogones”, explica. Tras su contestación, le sigue un mensaje de “ok”. Para terminar, se ve que a esta trabajadora se le ha eliminado del grupo de WhatsApp.
Cuándo está permitido un despido disciplinario
Como ha ocurrido en ocasiones anteriores, los seguidores de Soriano han cargado duramente contra el empleador. “Con los esclavos todo era más fácil”, ironizaba un usuario. Pero las reacciones no se quedan aquí, muchos han cargado en contra de la decisión del jefe y aseguran que este es un “improcedente de manual”.
Así, el despido disciplinario es una medida que una empresa puede tomar cuando un trabajador incurre en faltas graves que justifican la extinción del contrato de manera inmediata y sin derecho a indemnización. Entre las razones que pueden motivar un despido disciplinario se incluyen las faltas repetidas e injustificadas de asistencia o puntualidad, la indisciplina o desobediencia en el trabajo, el abuso de confianza, las ofensas verbales o físicas a compañeros o superiores, la disminución continuada y voluntaria en el rendimiento y la embriaguez o toxicomanía si afectan negativamente al desempeño laboral.
Para que el despido sea válido, la empresa debe comunicarlo por escrito, indicando los hechos que lo motivan y la fecha de efectos. En algunos casos, el convenio colectivo aplicable puede establecer procedimientos específicos, como la necesidad de una audiencia previa. El trabajador puede impugnar el despido si considera que no está justificado. En ese caso, un juez determinará si es procedente, improcedente o nulo